Hoy, para el fragmento del domingo, hemos elegido un clásico de Verne, que murió un 24 de marzo de 1905 y del que como mínimo hemos oído hablar, y del que la inmensa mayoría de lectores habremos leído el libro.
Como dato curioso os diremos que en su principio fue publicada por entregas, entre noviembre y diciembre de 1872, para un año después publicarse de manera íntegra.
Phileas Fogg es el protagonista de esta historia y con el que recorremos el mundo entero viviendo diversas aventuras.
Toda una aventura que se ha adaptado al cine, y que es un libro maravilloso para iniciar a los jóvenes a la lectura, y para que los mayores vuelvan a reencontrarse una y otra vez con una de esas historias que te hacen vivir.
" Más allá de Sacramento, el tren, después de pasar las estaciones de Junction, Roclin, Aubum y Colfax, penetró en el macizo de Sierra Nevada. Eran las siete de la mañana cuando pasó por la estación de Cisco. Una hora después, el dormitorio era de nuevo un vagón ordinario, y los viajeros podían ver por los cristales los pintorescos puntos de vista de aquel montañoso país. El trazado del ferrocarril obedecía los caprichos de la sierra, yendo unas veces adherido a las faldas de la montaña, otras suspendido sobre los precipicios, evitando los ángulos bruscos por medio de curvas atrevidas, penetrando en gargantas estrechas, que parecían sin salida. La locomotora, brillante como unas andas, con su gran fanal, que despedía rojizos fulgores, su campana plateada, mezclaba sus silbidos y bramidos con los de los torrentes y cascadas, retorciendo su humo por las ennegrecidas ramas de los pinos. "