Un soldadito español anda escribiendo por ahí que Podemos debería se ilegalizado. Digo yo, que ya puestos al asunto se podría aprovechar para hacer lo mismo con IU, con Bildu y hasta con el PSOE. Una vez ilegalizados, todos sus militantes podrían ser cómodamente instalados en cualquier cárcel española o campo de concentración de nueva construcción a la espera del correspondiente consejo de guerra.
El soldadito en cuestión procede de una familia entregada al régimen franquista, su padre se unió a la rebelión y dedicó sus habilidades a bombardear desde el aire poblaciones españolas, parece ser que con excelente dedicación y puntería ya que el dictador no dejó de condecorarle y hasta lo hizo ministro del Aire. Un soldadito al que Aznar y Trillo convirtieron en Jefe del Ejército del Aire, y que ahora desde su presidencia de la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil se dedica a defender los altos valores de la Patria, la Bandera, los Ejércitos y la Iglesia Católica como pegamento eficaz de la unidad de España, de su particular España. Una Hermandad que sorprendentemente fue declarada de utilidad pública y a la que Juan Carlos I concedió el titulo de Real y de la que es su Presidente de Honor. Una asociación que fue fundada en 1957, en pleno apogeo del franquismo para acoger a retirados, viudas y huérfanos de los tres ejércitos y de la Guardia Civil, sobra decir que solo a aquellos que se sublevaron contra la República, a los otros, a los republicanos, ya los habían fusilado.
Si el dictador dejó dicho a sus secuaces que permanecieran siempre en alerta ante los eternos enemigos de España, la Hermandad lo suscribe a través de la letra de su himno, de título "Centinela" y que comienza así:
Centinela, centinela, de la Patria y de la PazPermanece siempre alerta, pues aún tienes que luchar,Ya no luchas en el aire, ya no luchas en la mar,Ni lo harás en las trincheras, pero tienes que luchar.
Por lo que se ve, el enemigo de estos señores sigue siendo la democracia y no cabe duda de que coinciden con lo que Franco expresó en 1960, con las cárceles repletas de presos politicos y los garrotes bien engrasados:
Nosotros no negamos la democracia; nosotros queremos ser fieles a la democracia. ¡Ah! Pero no queremos que las libertades se pierdan en la anarquía; amamos las libertades, pero una libertad compatible con el orden, porque en el desorden naufragan todas las libertades.Es decir, una democracia orgánica inventada por el franquismo en la que el parlamentarismo y los partidos politicos no tienen cabida y en la que, por supuesto, los ejércitos y las fuerzas de seguridad colaboraban a su mantenimiento como brazo ejecutor de la represión.
Un soldadito que preside una asociación en la que como no podía ser de otra forma se glorifica el Valle de los Caídos en un artículo que termina refiriéndose a los que pedimos la eliminación del monumento:
Y condenamos todos, me consta, los esfuerzos de algunos niñatos progres, hijos del desarrollismo, politicos porque no pueden ser otra cosa y que de la posguerra no saben nada, por resucitar viejos rencores sin otra base intelectual que su supina ignorancia.Quien firma el artículo es un coronel de artillería, todo un ejemplo para las fuerzas armadas, todo un demócrata respetuoso con las libertades y con el dolor de las victimas de la guerra, a cuyos herederos llama niñatos, inútiles e ignorantes, olvidando que muchos de ellos soportamos los años más duros de lo que él llama posguerra en lugar de represión militar, y además que con nuestros impuestos le pagamos el sueldo y el uniforme, aparte de que se supone está para defender nuestras libertades. Pero claro, todos sabemos que para estos tuercebotas lo importante es su España y no los españoles.
Este soldadito estrellado y sus correligionarios, a los que los españoles llevamos manteniendo desde que vinieron al mundo, deberían permanecer callados y dedicar parte de su tiempo libre, que será mucho, a devolver a la sociedad civil todo lo que ella les ha dado, si no están dispuestos a ello, pues eso, que se dediquen a sacar brillo a sus estrellas y a sus sables sin estrenar y nos dejen en paz con, según ellos, nuestra supina ignorancia.
Benito Sacaluga.