Los manifestantes del 1 de mayo contra el Gobierno decían representar a los españoles con banderas de la II República, con la hoz y el martillo, imágenes de Stalin o con esteladas de alguna autonomía, pero, al contrario, estaban alejándose de la mayoría.
Quienes se exhibieron tras esas enseñas sin ni una sola bandera constitucional perdían adhesiones, al menos las de las mayorías orgullosas de la Selección Nacional, campeona de fútbol en un mundo en el que ya no quedan grandes causas para el orgullo colectivo.
Las banderas, emblemas y lemas de CC.OO, UGT, Izquierda Unida y sus comunistas, independentistas y el PSOE, son preconstitucionales y de espíritu anticonstitucional.
Aparecen como nuevo Frente Popular, simplemente, porque como en 1934 gobierna la derecha tras vencer electoralmente a la izquierda, esta vez por mayoría absoluta.
Protestan contra la Constitución creada en 1978 por los españoles, que los situó entre las otras democracias europeas con monarquías multicentenarias.
Está claro: o queremos volver al Frente Popular de la II República, o apoyar la Constitución. Aquí ya no se puede evocar al extinto Franco, sino a lo que perdura. Estamos con los sanguinarios Lenin y Stalin, o con la democracia. Con el nacionalismo que espera provocar conflictos como los de la ex Yugoslavia, o con la convivencia entre iguales.
Los socialistas, la izquierda civilizada y democrática hasta el Santo Advenimiento de Zapatero, han quedado tan perturbados por este bipolar ideológico que retornan al frentepopulismo.
Vuelta a la II República y a su bandera con franja morada de la que aún no se sabe ni cómo ni por qué se impuso, porque la I República conservaba la bicolor actual.
Pues que refunden ya el Frente Popular que reclame la III República con bandera tricolor y, si quieren también, el marxismo-leninismo y la dictadura del proletariado.
Irán menguando y tendremos décadas de PP, y monarquía varios siglos.
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SALAS