Revista Cultura y Ocio
Traemos hoy a este espacio un artículo de una buena amiga: Eloïse Auffret, conservadora del Museo de la Francmasonería al que ya hemos dedicado alguna nota. Desde aquí le damos las gracias por su trabajo y ayuda, pues su generosidad desinteresada a la hora de compartir sus conocimientos, nos permite hacer llegar en castellano a los lectores de Memoria Masónica, un bello artículo sobre el fresco que decora el más afamado Templo del Gran Oriente de Francia: el dedicado a la memoria de Arthur Groussier en el número 16 de la rue Cadet, en París.
*El fresco del Templo Arthur Groussier
Quien haya visitado el Hôtel Cadet, sede del Gran Oriente de Francia, "rue Cadet", en París, ha tenido sin duda la oportunidad de ver el magnífico Templo Arthur Groussier, en el que se aprecia el rastro dejado por una historia que se remonta al siglo XIX. Antiguo salón de baile de la familia Grimaldi, como lo atestigua la estancia en voladizo donde se colocaba la orquesta en el lado occidental de la sala, el Templo Groussier tiene capacidad para 250 personas.
En la concavidad del ábside oriental, justo en la vertical que cae sobre el busto de la Mariana con banda republicana realizada por el escultor francmasón Paul Lecreux, también llamado Jacques France, hay un fresco lleno de fuerza obra de P. Poisson, quien lo pintó en 1854.
En el centro de la escena se yergue una figura femenina que sostiene en su mano derecha una espada flamígera, y que levanta con la izquierda ante ella un delta, símbolo del equilibrio perfecto. Alegoría de la Francmasonería, la mujer joven domina todo el conjunto de personajes que la rodea intimándoles a seguir un camino más luminoso, marcado por la libertad y donde reinan los valores republicanos. La idea queda además reforzada por la presencia de un texto legal colocado a sus pies en el que se lee la locución latina: Lex Virtus Tolerenti, así como la bandera tricolor. A uno y otro lado de la figura central, sobre una densa nube, hay cuatro representaciones alegóricas.
A la derecha, una joven mestiza con los tobillos y las muñecas cargadas de cadenas, levanta su brazo derecho en dirección al emblema masónico. La actitud parece la de quien implora el fin de la condición que la obliga a servir. A su lado, el león evoca la fuerza del pueblo y su combate para liberar a la humanidad de toda esclavitud. Al lado, otra mujer joven con la cabellera al viento, apoyada sobre su costado izquierdo y con la cara vuelta hacia la joven esclava, levanta también un brazo en dirección a la alegoría de la Francmasonería. Parece ser la protectora de las artes, pues su antebrazo izquierdo descansa sobre un busto, una paleta de pintor, una lira y una partitura musical desplegada.
A la izquierda aparece sentada otra representación femenina que levanta los ojos y los dirige hacia la figura central. Elegante, adornada con joyas, cubierta por hermosas telas que se extienden a su alrededor. En el suelo, herramientas propias del trabajo como el compás, la escuadra o el nivel, aparecen para honrar el trabajo operativo así como el especulativo, pues son ampliamente utilizadas por la Orden masónica.
Finalmente se puede apreciar el perfil de una cuarta mujer. Vuelta en dirección a la escena central, se apoya y rodea con su brazo un ancla, símbolo de la fidelidad pero también de los viajes que hacen posible la apertura al mundo. Algo que también se pone de manifiesto con presencia en un segundo plano de la bandera americana. Tras ella quedan igualmente representados otros instrumentos que hacen referencia a las ciencias, como es el caso del compás de navegación.
La decoración del Templo Groussier reúne un buen número de símbolos al permitir la amplitud del ábside el desarrollo de un discurso elaborado y detallado, algo que no se aprecia o que no resulta fácil de reflejar en soportes más pequeños. Este enorme fresco que domina el espacio junta lo que permanece disperso. Quien sepa observar con atención el Oriente, apreciará toda una sucesión de imágenes simbólicas que se inscriben en la continuidad de las personificaciones y parábolas utilizadas en el ámbito de la expresión pictórica, ya se trate de la arquitectura o de los rituales.
*Publicado en el segundo trimestre de 2012 en la circular informativa de la Asociación de amigos del Museo de la Francmasonería. Et si omnes, ego non.