Camaradas,
El Palacio de los Deportes de Berlín, el Sportpalast, donde se celebra hoy la gran reunión conmemorativa del IX aniversario de la Subida al Poder del Partido Nacional Socialista, presenta un aspecto soberbio en el momento de comenzar la ceremonia. La amplia sala se encuentra profusamente: engalanada con banderas del Reich y de las naciones aliadas. En las primeras filas, frente a la estrada del Führer, se halla el Cuerpo diplomático en pleno, numerosos generales y personalidades alemanas, así como huéspedes de honor de las naciones aliadas y grandes mutilados del Ejército. El resto de la sala está completamente abarrotado de público y una inmensa multitud se congrega fuera del edificio para aclamar al Führer, quien a las cinco de la tarde ha hecho su entrada en la sala acogido por un inmenso clamor de entusiasmo.
En primer lugar ha tomado la palabra el Ministro de Propaganda del Reich, Doctor Goebbels, para saludar al Führer. El Ministro ha recordado en breves palabras la lucha .sostenida por el partido Nacional Socialista para conquistar el Poder. Después ha puesto de relieve la importancia decisiva de la guerra que Alemania está sosteniendo en la actualidad. "Los pueblos que hoy están unidos para la lucha por su existencia forman un solo bloque y marchan en juntos hacia la victoria definitiva." Goebbels ha terminado su alocución con palabras de homenaje al Japón y a Italia. Seguidamente ha tomado la palabra el Führer.
Un cámara retrata al Führer en el momento en que se sube a la tribuna de oradores.
Las mismas fuerzas han desencadenado esta guerra que la anterior.
El Führer ha comenzado haciendo un examen retrospectivo del pasado y a continuación se ha ocupado de la razón de la existencia de Alemania así corno de1 futuro del Reich y de su victoria.
Las mismas fuerzas que provocaron la primera guerra mundial son también responsables del conflicto actual. Estas fuerzas y estas potencias aspiran hoy al mismo objetivo que durante la Primera Guerra Mundial fue la verdadera razón de su lucha. No sólo las causas son las mismas, sino que los personajes son también los mismos.
En la Primera Guerra Mundial fue Inglaterra la principal propulsora del conflicto, la misma Inglaterra que ha conquistado y dominado, merced a una serie de sangrientas guerras y a la violencia, más de la cuarta parte de la Tierra. Inglaterra deseaba una Europa débil, una Europa dividida en su interior. Para alcanzar este fin sostuvo en Europa guerra tras guerra.
El Führer ha relatado después cómo Inglaterra, para mantener su posición predominante, ha combatido una tras otra, a España, a Holanda y más tarde, y con ayuda de toda Europa, a Francia.
El judío. Instigador de la guerra ahora y siempre.
El judaísmo fue siempre la fuerza propulsora que provocaba desórdenes entre las naciones. Por parte de Inglaterra había dos motivos para hacer la guerra: la fuerza del que tenía la fuerza y quitar la fuerza al que no la tenía. Esto es lo mismo que pretenden algunas personas en el terreno de la política interior, que no quieren modificaciones en al orden social y que dicen que el rico debe seguir siendo rico y el pobre seguir siendo pobre. La lucha contra nosotros fue llevada en forma de una concentración de coaliciones. Churchill y los que le precedieron en el Poder hicieron durante años promesas de garantía a diversos Estados.
El Führer ha recordado después que en los tiempos en que se creó el Imperio británico Alemania se encontraba desgarrada por luchas: religiosas que costaron al pueblo alemán gran cantidad de sangre.
Sin embargo, tenemos una Historia mucho más antigua, y hubo una época en que había en Europa un poderoso Imperio Alemán, mientras que Inglaterra noera más que una pequeña e insignificante isla.
La Primera Guerra Mundial no fue perdida por nosotros a causa de los méritos de nuestros adversarios, sino por nuestra propia culpa. Las consecuencias de nuestro derrumbamiento fueron terribles, tanto desde el punto de vista político como el militar y el económico. Ningún pueblo ha pasado jamás por una prueba como aquélla.
Las luchas del Führer.
En aquella época de honda decadencia hice mi entrada en el terreno político con la firme resolución de volver a poner en pie a aquella Alemania. Para la mayor parte de la gente, esta resolución era una locura que ni los más allegados a mí podían comprender. Yo encuentro mi fuerza en esta resolución y en el conocimiento que tenía del pueblo. Era una lucha contra casi todas las costumbres de la vida y un combate contra los intereses más naturales. En aquella época era una heroicidad ser Nacional Socialista en un grupo, en una fábrica o en un salón. En aquella época, el Movimiento tenía que ser puesto a prueba y es evidente que yo tenía también que serlo. Saber soportar las victorias cabe dentro de las posibilidades de los débiles, pero soportar reveses del Destino sólo lo pueden hacer los fuertes.
El juicio del extranjero le deja completamente indiferente al Führer, que en tono irónico habla del trato que se daba en Ginebra y en otras partes a los demócratas de la Alemania de Weimar. El Führer ha recordado después la magnitud del paro obrero y de la miseria económica en el mundo.
La pirámide del sistema capitalista. Unos pocos privilegiados viven a costa de la mayoría.
Agrias críticas a Roosevelt y Churchill.
Cuando leo hoy que Roosevelt dará a América y América dará al mundo un nuevo sistema económico, afirmo que será un sistema miserable, un sistema con el cual el propio Roosevelt ha hecho ya bancarrota y que sólo espera salvar por medio de la guerra. Más tarde se hablará de Churchill corno del sepulturero del Imperio británico.
El Führer ha calificado después a Churchill como incapaz de crear ni construir nada, sino sólo capaz de destruir.
En cuanto a su comparsa de la Casa Blanca, del que no quisiera hablar, es un pobre loco. Cuanto más trabajamos, cuanto más orden creamos, más aumenta el odio contra nosotros. Con el fin de atraer a sus propios pueblos, los capitalistas se apoderan del programa de nuestro partido y repiten sus frases. Y además, al hacerlo, lo hacen imperfectamente..El Führer ha hablado después del programa de política extranjera que trató de introducir después de su subida al Poder.
Desde entonces mi intención fue la de entrar en estrecha relación con tres países: Inglaterra, Italia y el Japón. Todos los intentos de llegar a una inteligencia con Inglaterra fueron completamente inútiles. Y sobre todo hubo un hombre al que ya he nombrado ya más veces: Churchill. Todos los intentos por entenderse con ese hombre fracasarán ante su idea fija: "Quiero que haya una guerra." Estaba rodeado por una camarilla de nulidades. Cuando un hombre como Wavell sirve para algo, se le destituye inmediatamente. No quiero hablar siquiera de los judíos. Igual que en el pasado, son nuestros antiguos enemigos.
La primera página del Daily Express del 24 de marzo de 1933, apenas dos meses después de la subida al poder del Führer, dejaba clara la postura judía ante la nueva Alemania: "Judea declara la guerra a Alemania. Boicot a los productos alemanes."
La guerra terminará con el aniquilamiento del judaísmo.
Sabemos muy bien que la guerra sólo puede terminar con el aniquilamiento de los pueblos germánicos o con la desaparición del judaísmo de Europa. Ya dije el 9 de septiembre en el Reichstag que esta guerra no terminará como creen los judíos y no tengo miedo a hacer profecías. Los pueblos arios no serán aniquilados en Europa, sino que esta guerra terminará con el aniquilamiento del judaísmo. Por primera vez no serán otros pueblos los que verterán su sangre, sino que se empleará la vieja ley verdaderamente judía de "Ojo por ojo y diente por diente." Cuanto más se extienda la lucha, más se extenderá el antisemitismo. Que lo sepan los judíos. Llegará un día en que el más perverso enemigo del mundo en todos los tiempos dejará de desempeñar papel alguno durante por 1o menos mil años.
Juntos con Italia y el Japón hasta la victoria final.
Alemania e Italia se encuentran ahora frente al mismo enemigo y por los mismos motivos se ven obligadas a llevar adelante la misma lucha de vida o muerte, unidas por completo una con otra. En las últimas semanas, cuando tenía tiempo, he leído mucho sobre la Revolución Fascista Italiana. Era como si tuviese ante mí la Historia de mi propio país. Ahora luchamos por el mismo camino y en los mismos campos de batalla. Hay soldados alemanes en África y soldados italianos en los frentes de combate del Este. Luchamos unidos y no hay que engañarse: ¡continuaremos esta lucha hasta la victoria común! Y ahora, he aquí que se ha unido a nosotros el tercer Estado con el que siempre. desde hace muchos años, quise mantener buenas relaciones. Ahora veremos quiénes serán más fuertes en esta lucha, si los que no tienen nada que perder y todo que ganar o los que tienen todo que perder y nada que ganar. Porque, ¿qué quieren ganar Inglaterra y América? Tienen tanto que no pueden hacer nada con lo que poseen. No tienen las preocupaciones que tenemos nosotros y, sin embargo, no son capaces de encontrar soluciones razonables para sus problemas. Cuando un arzobispo principesco británico ruega a Dios que envíe el bolchevismo a Alemania y a Europa como castigo, sólo le puedo contestar que los bolcheviques no vendrán a Alemania, pero que ya es otra cosa saber si no irán a Inglaterra.
El Führer con una pala durante la ceremonia de inauguración del Reichsautobahn, la primera autopista del mundo.
La obra del Nacional Socialismo.
El Führer ha hecho un resumen de lo que el Partido encontró cuando subió al Poder:
Todo estaba en ruinas, la economía destruida, varios millones de obreros parados, cuya cifra aumentaba cada semana, siete millones de obreros con trabajo intermitente, un enorme déficit en la Hacienda del Reich y en las regionales, los Ayuntamientos arruinados, los campesinos deshechos. Me atreví a dar la batalla en aquella época y la he ganado.
Después de exponer a grandes rasgos la gran obra de construcción llevada a cabo en el interior, el Führer ha añadido:
En 1935 comenzó ya a asomarse al exterior nuestra lucha por la libertad. Cuando la guerra comenzó había terminado ya una parte de la reconstrucción e iniciaba un programa de trabajo cultural, económico y social. Si esta guerra no se hubiera producido, se habría hablado de nuestra época, de nosotros y de mí como grandes creadores de obras de paz.
Quiero asumir toda la responsabilidad.
Debéis comprenderme por toda mi historia. Una vez pronuncié una frase que en el extranjero no se comprendió. Dije entonces: "Si la guerra es inevitable, prefiero dirigirla por mí mismo no porque tenga avidez de gloria a la que renuncio de buena gana y que no sería una gloria para mí; mi gloria estará, si la Providencia lo quiere, en mis grandes obras de paz que tengo intención de crear todavía. Quiero dirigirla porque creo que si la Providencia ha dispuesto que esta lucha tuviera que producirse por voluntad incomprensible, yo tenía que pedir a la Providencia que me confiara la carga de dirigir esta lucha. Quiero llevarla yo, no quiero rehusar la responsabilidad. Quiero soportar toda la responsabilidad como la he soportado hasta ahora. Sé que el pueblo tiene confianza en mí. El Pueblo Alemán puede estar seguro de una cosa: 1918 no volverá a repetirse mientras yo esté en vida. Nunca dejaré caer nuestra bandera.
El mundo entero lucha por la libertad al lado de Alemania e Italia.
Los aliados de la épica cruzada.
Interrumpido por entusiastas aplausos al nombrar a los países aliados, el Führer ha proseguido:
Estoy satisfecho de ver que nuestros soldados han encontrado tantos aliados. Al Sur, Italia; en el extremo Norte, Finlandia y, entre estos dos países, todas las demás naciones que han enviado también a sus hijos hacia el Este: Rumania, Hungría, Eslovaquia, y los croatas, los españoles, los belgas, e incluso los franceses, que toman parte en esta lucha, además de los voluntarios de los países germánicos del Norte y del Oeste. Verdaderamente, ésta es una guerra de toda Europa. Y, por último, en el Este tenemos a nuevo aliado que ha terminado ya con las frases ridículas dg algunos señores: el Japón.
Cripps aseguró hace algunos días que la Unión Soviética se estaba preparando desde hacía varios años para una guerra contra Alemania. Yo lo sabía y tenía la seguridad que se estaba jugando aquí un juego falso cuando me enteré de que Churchill llamaba la atención en sus sesiones secretas sobre este nuevo aliado en la misma hora en que Molotov salía de Berlín después de exponer sus exigencias que yo no podía aceptar. Y también en esta ocasión estoy agradecido al destino por que me haya colocado a la cabeza del Reich y de que me haya dado quince días o tres semanas de anticipación para asestar el primer golpe. Hemos visto que lo mismo ha ocurrido en el Asia Oriental. Tenemos que felicitar al Japón de que haya golpeado duramente en lugar de continuar regateando con unos embusteros innobles. Desde el 22 de junio, nuestros soldados combaten en el Este en una guerra que pasará a la Historia como la epopeya de nuestro pueblo.
La guerra submarina se intensifica.
En el mar, nuestras fuerzas marítimas, nuestros submarinos, pararán el golpe que Roosevelt tenía intención de asestarnos. Por medio de constantes declaraciones, Roosevelt tenía intención de alejar poco a poco al ejército submarino alemán del océano Atlántico y obligarle a actuar en un reducidísimo espacio que podría haber sido protegido por las fuerzas marítimas británicas. Éste fue el motivo de la disminución de las cifras de pérdidas causadas por nuestros submarinos, no la carencia de cualidades de nuestros marinos. Ahora, esta cifra ha aumentado de un modo enorme. Ya comprenderéis que era para mí muy difícil el tomar la resolución acerca de si debíamos terminar con las mentiras y engaños o, por amor de la paz, debíamos imponernos nuevas restricciones.
La acción del Japón nos liberó de esta dificultad. Ahora tendrán que utilizar convoyes en todos los océanos del mundo y podrán darse cuenta de cómo trabajan nuestros submarinos. Sean cuales fueren los planes que establezcan, los tenemos previstos todos, desde el Norte hasta el Sur y desde la costa del Atlántico hasta el Frente del Este. Seguimos corno una roca de bronce y en el sitio donde nos encontremos no abandonaremos una pulgada de terreno sin combate; y si lo abandonáramos, contraatacaremos de nuevo inmediatamente. Hemos tenido la satisfacción de saber ayer que el general d-i Grupo de Ejércitos, Rommel, con sus valerosos soldados de tanques alemanes e italianos, cuando el enemigo creía haberlo vencido, dio inmediatamente media vuelta y los rechazó. Esto seguirá ocurriendo hasta que la guerra termine con nuestra victoria. Ahora le toca la vez a nuestro Ejército aéreo, cuya gloria es inmortal.
El difícil paso de la ofensiva a la defensiva en el Este.
El paso de la guerra ofensiva a la guerra defensiva en el Este no fue cosa fácil. La defensiva no nos fue impuesta por los rusos. No hay idea de las dificultades que supone para nuestras tropas y para las de nuestros aliados en el Este, las temperaturas hasta de 45 grados bajo cero. En el momento en que era necesario realizar .este cambio difícil consideré mi deber asumir personalmente toda la responsabilidad. Quería estar aún más cerca de mis soldados y os aseguro que hoy sé lo que mis soldados han realizado, pero sé también que las mayores dificultades están ya detrás de nosotros. El invierno era la gran esperanza de nuestros enemigos en el Este, pero esta esperanza no se ha realizado. En cuatro meses hemos avanzado hasta llegar casi hasta Moscú y Leningrado. Ahora han pasado ya cuatro meses del invierno. El enemigo ha avanzado algunos kilómetros en algunos sectores mediante el sacrificio de hecatombes de sangre y vidas humanas. Esto da lo mismo. Pero dentro de algunas semanas, el invierno habrá terminado ya en el Sur y la primavera se acercará cada vez más rápidamente hacia el Norte. Llegará la hora en que la tierra vuelva a ponerse dura y firme y en que venceremos a! enemigo. Puedo deciros una cosa: nuestros soldados del frente tienen conciencia de poseer una enorme superioridad sobre 1os rusos. Compararles con los rusos sería una ofensa. Lo más importante es que el paso de la ofensiva a la defensiva se ha realizado y puedo decir que con éxito. El frente se mantiene y detrás de este frente se encuentra en pie una Patria alemana digna de sus soldados.
Recientemente hice un llamamiento al Pueblo Alemán, ya que lo que habíamos preparado para la protección contra el frío no podía bastar. Este llamamiento fue un verdadero plebiscito. Los demás hablan de democracia, pero la verdadera democracia es ésta que se ha manifestado durante estos días en que todo un pueblo ha entregado sus donativos voluntariamente.
¡Con nuestras banderas está la Victoria!
No sé si este año concluirá la guerra.
Puedo daros la siguiente seguridad: hoy, a 30 de enero, no sé cómo terminará este año. ¿Concluirá este año la guerra? No lo sé. Pero hay una cosa de la que estoy seguro: allí donde se presente un enemigo, le venceremos en este año como lo hemos vencido hasta ahora. Este año será nuevamente testigo de grandes victorias. No podemos comparar los tiempos actuales ni siquiera con la época de Federico el Grande. Federico II tuvo que combatir contra un enemigo cuya superioridad era verdaderamente aplastante. Nosotros poseemos el Ejército más fuerte del mundo y el Arma aérea más fuerte del mundo. Nuestros enemigos son tal vez superiores en número, pero cuando llegue la primavera estaremos numéricamente a su misma altura.
Los venceremos. Llegará nuestra hora. Sobre todo, ahora tenemos aliados. No vivimos en la época de la Gran Guerra. Lo que el Japón ha realizado por sí solo en el Este no es en modo alguno insignificante. No nos queda más camino que el de la lucha y el del triunfo. Esto será más difícil o más fácil, pero nunca será más difícil que la lucha que sostuvieron nuestros antepasados. El ruego de ese sacerdote diabólico que desea que Europa sea castigada por el bolchevismo no se realizará pero, en cambio, sí será oída la oración siguiente: Señor, danos fuerza para defender nuestra libertad, nuestro pueblo, nuestros hijos y nuestros nietos, y no só1o a nuestro Pueblo Alemán, sino a los demás pueblos de Europa. Porque esta guerra es una guerra de toda Europa y por ello de toda la Humanidad.
Una inmensa ovación, que se ha prolongado durante muchos minutos, ha acogido las últimas palabras del discurso del Führer y Canciller alemán, que ha durado dos horas. Poco después de las siete de la tarde, el Führer ha salido del Palacio de los Deportes, despedido por las aclamaciones de una inmensa multitud.
Der Führer sprach!Adolf Hitler, Sieg Heil!