Albert Lebrun fue el último presidente de la III República Francesa, entre 1932 y1940. Pero su trayectoria dentro de la administración no tuvo un buen
comienzo: fue despedido del Cuerpo de Funcionarios del Estado por darle a un inspector una
contestación ingeniosa.
Antes de acceder a la máxima institución dentro del estado francés ocupó numerosos puestos de responsabilidad: Alcalde, presidente de Departamento, Diputado, Senador, Ministro, representante de Francia ante la Sociedad de Naciones… oficial del ejército en la Primera Guerra Mundial…
En 1940, tras la ocupación Nazi, se opone al armisticio. Pero las circunstancias le obligan a nombrar para la presidencia del gobierno al colaboracionista Mariscal Pétain quien, unos meses más tarde, le destituye del puesto.
Puesto bajo vigilancia italiana y, posteriormente, de la Gestapo, regresó a Francia cuando ya se vislumbraba el final de la guerra y solicitó ser él quien transmitiera el poder a las nuevas autoridades (De Gaulle), en su condición de presidente electo con mandato hasta 1946. Murió en 1950 como una de las víctimas de la sinrazón de la Europa de finales de los 30 y primeros 40.
Pero lo que nos reúne hoy aquí en torno a su figura no es su peripecia histórica, accesible en los libros, sino la anécdota que provocó su despido del Cuerpo de Funcionarios del Estado. Y todo por (intentar) ser ingenioso o mordaz o irónico… ustedes juzgarán.
Un inspector acudió a la oficina en la que trabajaba Lebrun. Se dirigió a uno de los funcionarios que allí trabajaban y le preguntó:
- ¿Cuál es su misión aquí?
El funcionario, lacónico, respondió:
- Corregir errores.
Pregunto entonces a Lebrun, que se sentaba en la mesa de al lado
- ¿Y la suya?
Lebrun, desconociendo seguramente la severidad del inspector, respondió:
- Cometer errores para que mi compañero tenga trabajo.
Jocosa respuesta que le costó el puesto. Se ve que el Inspector no estaba de humor.
No queremos abrir el debate sobre el trabajo y dedicación de los funcionarios.
Esta entrada es más bien un modesto homenaje a todos los funcionarios españoles que, pasados los tiempos en los que se les colmaba de prebendas de todo tipo al ser considerados valiosa mercancía electoral, están siendo ahora injustamente maltratados.
------------
Bibliografía:
• Recopilación de documentos gráficos sobre Albert Lebrun
• Documentos sobre Albert Lebrun en el Cente for historical research and documentation on War and contemporary Society , a través de su archivo de imágenes.
• Lo cuenta Gregorio Doval en su Anecdotario universal de cabecera. Ediciones del Prado. Madrid 2003.