Revista Cultura y Ocio

El fútbol es el mejor antídoto contra la inteligencia

Publicado el 02 julio 2012 por Desequilibros
La glosa excesiva, los cantares de gesta de la prensa deportiva, y las soflamas de los medios militantes, malgastan sus recursos en presentar un logro deportivo como el éxito de un país.
Y no lo es.
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Dice el periódico El Mundo en su editorial de hoy que "El fútbol es el mejor antídoto contra el separatismo".
Y les invito a leer algunas otras perlas que se han escrito esta mañana sobre el triunfo de España en la Eurocopa de fútbol, que José María Izquierdo se ha molestado en recopilar en ¡nos damos fiesta! (II).
El fútbol es el mejor antídoto contra la inteligencia Hace ya cuatro años analizábamos el Fútbol como antiproceso. Y seguimos pensando lo mismo que entonces:
Según los estándares de calidad, un proceso en un conjunto de actividades que transforman unos elementos, añadiéndoles valor, con el objetivo de satisfacer unas necesidades.
Según esta definición, el fútbol es el anti-proceso por excelencia porque consigue el efecto contrario: no añade valor sino que lo degrada y no satisface necesidades sino que las crea.
Entonces, España acababa de subir a los altares futbolísticos al ganar la Eurocopa del 2008. El fútbol patrio, que no el país, se acababa de sacar una piedra del zapato del orgullo al acabar con la maldición de no conseguir triunfos de relevancia en los torneos de selecciones nacionales.
Solo dos años más tarde, la beatificación se transformó en canonización con la victoria en el Campeonato del Mundo en Suráfrica. Y eso supuso la consolidación de un estilo de juego y la consagración de una generación de deportistas inigualable; en todos los aspectos: el estrictamente deportivo y el el más complicado factor humano.
Ayer España (su selección de fútbol, que no el país) ascendió otro peldaño: el de la gesta épica sin parangón. Hoy España (que no su selección) se levantan igual -o peor- que ayer, la semana pasada, el mes pasado, el año pasado…
Pero la glosa excesiva, los cantares de gesta de la prensa deportiva, y las soflamas de los medios militantes, malgastan sus recursos en presentar un logro deportivo como el éxito de un país.
Y no lo es.
Nada hace indicar que este éxito tenga algo que ver con el camino que el país transita; el éxito del fútbol no está relacionado con la política deportiva general. Los triunfos de los deportes de equipo solo enmascaran la realidad de la estructura deportiva nacional, que no ha sido capaz de consolidarse después del trabajo realizado con motivo de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92: la asignatura de Educación Física sigue siendo el hermano pobre y exiliado del sistema educativo; el deporte universitario es prácticamente anecdótico; y los Centros de Alto Rendimiento apenas dan cabida a un puñado de afortunados que han conseguido, con su esfuerzo, y renunciando a casi todo lo demás, una oportunidad de intentar crecer en su profesión.
Las pasiones desmedidas y la ceguera colectiva que provocan estos acontecimientos masivos vuelven a poner de manifiesto hasta qué punto seguimos confundiendo lo urgente con lo importante, y este comportamiento se potencia desde las estructuras de poder a todos los niveles.
Y si me lo permiten, lo urgente puede esperar; lo importante no.
Urgente puede ser lamerse las heridas con bálsamos de Fierabrás ad hoc, como el sentimiento nacionalista que provocan los éxitos "fuboleros".
Importante es reflexionar sobre lo que somos, a dónde vamos y cómo llegamos a destino; y desde luego, poner los medios para llegar. No creo que el fútbol represente en absoluto un medio ni un objetivo: es solo fútbol; un sudoku, un crucigrama, un pasatiempo… que sirve para relajarse y olvidarse por un momento de los problemas cotidianos, pero que no cura las heridas de la corrupción, la dejadez, la pereza, la picaresca, la prepotencia, la negligencia… política, mediática, social en general, que se han apoderado de la conducta patria.
¿Que la selección española de fútbol es un modelo a imitar? Con toda seguridad. Imitemosla pues, pero no la usemos como venda en los ojos.
El fútbol es el mejor antídoto contra la inteligencia. Porque no soluciona problemas; los enmascara.

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