Los talibanes, de vuelta en la actualidad internacional tras su reciente llegada al poder en Afganistán, tratan de mostrarse alejados del extremismo ideológico que se les ha atribuido. Su objetivo es claro: ser reconocidos como interlocutores válidos ante el mundo. Pero no es la primera vez que lo intentan. Entre 1996 y 2001, cuando ya ejercieron el poder, hicieron del deporte una herramienta para conseguir ese reconocimiento y lo usaron como mecanismo de control social.
Sídney 2000: el sueño olímpico talibán
Los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 pudieron haber contado con participación de los talibanes. En su deseo de reconocimiento, plantearon una estrategia para que el Comité Olímpico Internacional (COI) los invitara a la inauguración. Así lo recoge Aimen Dean, quien en su autobiografía Nine lives narra cómo ejerció de espía para el servicio de inteligencia británico tras infiltrarse en Al Qaeda. Dean afirma que los talibanes se comprometieron a no cometer atentados durante las dos semanas de competición a cambio de poder participar.
Pese a que no consiguieron que los atletas del país fueran admitidos bajo la bandera del Emirato Islámico de Afganistán, diez días an...
Si quieres seguir leyendo este artículo, suscríbete a EOM. Lo que pasa en el mundo te afecta; comprenderlo es más necesario que nunca.
Nombre de usuario Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseñaEl fútbol o el críquet, otros rehenes del terrorismo talibán fue publicado en El Orden Mundial - EOM.