Aunque no oficialmente, la carrera electoral ha comenzado. Todos se están preparando, estamos haciendo campaña para las próximas elecciones. Ciudadanos, empresas y otras organizaciones son objeto de una comunicación electoral urgente, pero también pueden ser sus protagonistas.
Deberían aprovecharlo.
Porque hay algunas claves sencillas para comprender la lógica y los desafíos de la comunicación electoral actual y sobrevivir de manera inteligente a la puta embestida del marketing político.
Las elecciones son el escenario básico de la democracia representativa. En los próximos meses, los partidos políticos pondrán a pleno sus dispositivos de comunicación para «vendernos» a los candidatos y sus programas, aunque estos no sirvan para nada, con el fin de conseguir nuestro voto.
Es el intercambio elemental del proceso político: visión + ¿propuestas?, a cambio de votos. La campaña electoral es el ejercicio de comunicación organizado que realizan los partidos para lograr este intercambio. La comunicación de las campañas electorales se desarrolla fundamental y tradicionalmente a partir de tres ejes de actuación: puesta en escena, simplificación y personificación.
En los últimos años se ha añadido a estos ejes un nuevo requisito: la interacción. Es en este último ámbito donde se rompe la comunicación unidireccional y donde los ciudadanos y las organizaciones encuentran la oportunidad de participar activamente en la campaña.
La puesta en escena es con la que se valora al candidato y sus propuestas, transformadas en promesas electorales. Los mítines son un ejemplo de puesta en escena. Además de motivar a los propios y envolver al candidato, sirven para transmitir la capacidad de unión, fuerza e ilusión.
Todo se mide al detalle, desde la decoración elegida hasta el vestuario del candidato, pasando por la música utilizada o la luz. Es habitual jugar con símbolos y referentes ideológicos o culturales, en busca de la carga emocional.
Desde hace algún tiempo, la decoración ha resaltado la imagen del líder frente a las iniciales del partido. Otras veces es al revés. Buscan formatos sobrios, inclusivos y que generen sensación de multitud.
Pero en la comunicación electoral influyen cada vez más cosas muy turbias, pero eso lo analizaré en el CONTINUARÁ…