Pasan los meses y nuestros representantes políticos no han sido capaces de sacar adelante un acuerdo que permita la formación de gobierno. Tal como ya he manifestado en alguna otra ocasión la falta de gobierno, para no pocos ciudadanos, es un mal menor pues es innegable que el sol continuará saliendo cada día con o sin gobierno y las administraciones, verdadero motor del poder ejecutivo, y los servicios públicos siguen funcionando.
Ante todo decir que no soy analista político y la mayoría de mis conocimientos son fruto de la información obtenida desde los medios y la visión más o menos amplia fruto de la experiencia, lo que me lleva a tener una perspectiva similar a la que pueden tener otras tantas personas. Es innegable que todos, o la gran mayoría, no pensábamos que tras las pasadas elecciones del 26J fuera tan complicada la formación de gobierno como aparenta ser. No éramos pocos los que teníamos el convencimiento que llegado el caso las diferencias ideológicas de los partidos mayoritarios y esas famosas líneas rojas que supuestamente ponen ciertos inamovibles límites en toda negociación no serían impedimento para que un partido como el PSOE, con sus denominados “barones” cada día más cerca de unos ideales y tesis del neoliberalismo económico, en un aparente “ejercicio de responsabilidad política” llevarían a su partido a permitir con su abstención o la de una pequeña parte de sus diputados a que al señor Rajoy y su partido repitieran gobierno con el apoyo de Ciudadanos, pero de momento aun no ha sido así.
De toda esta historia o circo; porque no deja de ser un circo con sus fonambulistas caminando por la cuerda floja, sus trapecistas, malabaristas, domadores e incluso sus payasos; a uno no deja de sorprenderle ver como siempre hay alguna persona dispuesta a saltarse el guion y querer otorgarse un papel que a priori no le correspondía, como podría ser el caso del todavía Secretario General del PSOE. ¿Quién hubiera dicho que el señor Pedro Sánchez saldría tan contestatario?
No son pocas las voces dentro del PSOE, como podrían ser gente de la importancia del propio expresidente Felipe González, que piden en beneficio de la democracia el permitir gobernar a la lista más votada, y sobre todo tras la repetición de las elecciones generales del 26J, pero el Secretario General del PSOE en una aparente travesía contracorriente, y más tras la hecatombe acaecida en las elecciones de Galicia y Euskadi para su partido, sigue sin dar su brazo a torcer aunque eso le pueda suponer la dislocación del mismo.
Para todos aquellos que tenemos al PSOE entre ceja y ceja por considerarlo un fraude al no tener a día de hoy nada de “socialista” y mucho menos de “obrero”, por no mencionar el daño causado a su credibilidad por parte de toda esa ralea de viejas glorias que han acabado beneficiándose de las llamadas “puertas giratorias” que les ha llevado a cambiar su discurso y su ideología, tampoco confiábamos en exceso en Pedro Sánchez por entre otras cosas tener de él una imagen de político prepotente y más predispuesto a buscar apoyos para auparse a la Moncloa entre la derecha que entre la izquierda. Pero el tiempo, que casi siempre acaba poniendo a cada cual en su sitio, nos ha demostrado que probablemente el aún Secretario General del PSOE sea de lo más decente que puede tener los socialistas, y que siempre puede haber la posibilidad de ir de mal en peor o en este caso de tener un Secretario o Secretaria General aún más escorado a la derecha.
Como tristemente hemos podido comprobar, el tiempo, sobre todo el tiempo político, parece jugar a favor del Partido Popular, el cual usando esa estúpida estrategia tan propia de su Presidente de esconder la cabeza bajo el ala o bajo el suelo a la espera de que los problemas se solucionen, atenúen o caigan en el olvido han conseguido recuperar votantes. Cada día que pasa el partido del señor Rajoy incrementa incomprensiblemente el número de votantes sin importar sus escándalos, la corrupción, o las nefastas políticas que han llevado a la ruina a mucha gente y a todo un país. Lo que nos debería llevar a plantear la obligación de que todos los partidos decentes, y contrarios a ciertas políticas totalmente ineficientes para poder poner solución a la brecha económica que se ha abierto entre una rica élite y el resto de la empobrecida población del país, buscaran un punto de encuentro para evitar que el Partido de los Bárcenas, Barberá, la Gürtel, Taula, del desempleo, el desmantelamiento de los servicios públicos, la manipulación mediática, la falta de transparencia se volvieran a hacer con el poder.
Es evidente que para todos aquellos que tenemos plena conciencia de ser mero proletariado nos hubiera gustado que cualquier gobierno que se pudiera formar estuviera formado por los partidos del espectro izquierdo del abanico ideológico, y por ello criticamos al PSOE y a su Secretario General por su estrategia de pactos tras el 20D, pero a toro pasado y tras ver los desastrosos resultados electorales del 26J, donde en contra del sentido común al Partido Popular incrementó en número de votantes de los 123 conseguidos el 20D a 137, empezamos a plantearnos si no hubiera sido mejor aceptar el pacto entre el PSOE y Ciudadanos donde Podemos se hubiera abstenido. Hemos de ser conscientes de que a corto plazo va a ser difícil que en este país se pueda configurar un gobierno sólo con partidos de izquierdas y más si se marginan a los partidos soberanistas.
Pensemos que la formación de cualquier gobierno alternativo al Partido Popular debería contar con el apoyo de los partidos nacionalistas y/o la abstención de Ciudadanos, algo inaceptable para no pocas personas, y por ello difícil, por no decir imposible, de que se pueda llevar a la práctica.
Otra cosa sería pensar lo que estratégicamente le convendría a los dos partidos de izquierda (PSOE, Unidos Podemos) dados sus diferentes ideales e intereses, porque si el PSOE acaba dándole su apoyo al PP para que Rajoy sea investido presidente, algo imposible que se dé en Podemos o Unidos Podemos, podría llevar a no pocos de sus votantes por darle la espalda a su hasta ahora partido en beneficio de la formación morada, que podría acabar convirtiéndose en el partido hegemónico de la izquierda. Y el buscar un gobierno alternativo al PP con el apoyo de los nacionalistas vascos y catalanes podría significar tres cuartos de lo mismo para Podemos.
A un partido como Podemos realmente lo que más le conviene, desde el punto de vista estratégico, es quedarse en la oposición haciendo un buen trabajo y mirando de crecer con el desgaste de PSOE al tiempo que mejora la parcela organizativa. A Podemos le toca dejar la ambigüedad y desde su nicho ideológico ir creciendo para demostrar que puede ser una buena opción de futuro. Otra cosa sería pensar en que le conviene al país y asumir una responsabilidad hacia el bien colectivo, pero sabiendo que de entrar a formar parte de cualquier gobierno alternativo al PP, con las exigencias económicas impuestas desde la Troika que van a condicionar las políticas económicas y sociales que se puedan llevar a cabo, en poco o nada le va a beneficiar.
No hace falta ser adivino para vaticinar cual puede ser el futuro color del gobierno del estado pues, vayamos o no a nuevas elecciones, es evidente que el PP tiene todos los triunfos, consiga el apoyo del PSOE en forma de abstención o yendo a unas nuevas elecciones, pues tal como hemos visto en la evolución del voto del 20D al 26J así como lo ocurrido en las elecciones gallegas y vascas el Partido Popular es desgraciadamente un valor en alza en detrimento de Ciudadanos y el PSOE.
MSNoferini