Revista Opinión

El futuro no está escrito

Por Javier Martínez Gracia @JaviMgracia
EL FUTURO NO ESTÁ ESCRITO
Viene a ser el Big Bang no solo una eclosión de potencialidades, la manifestación de una idea que estaba ahí desde siempre, la versión exuberante de lo que hasta entonces se había conformado con ser una recatada latencia, sino como el comienzo de un inacabable viaje de exploración. No estaba decidido, concluido, prefijado lo que iba a ser el Universo ya desde su origen, sino que el horizonte de la Creación estaba abierto, iba a discurrir por un camino que, como decía Machado, “se hace al andar”. Las cosas surgieron sin una meta clara, pero con una especie de mandato que las impulsaba a tirar para adelante con la sola pretensión de que allá donde pusieran el pie pudiera vislumbrarse algún sentido (transitaran, pues, hacia una mayor complejidad, mayor belleza, mayor armonía…). Traducido a esquemas antropomórficos: cuando nacemos (cuando se produjo nuestro Big Bang personal) venimos al mundo con unas predisposiciones que determinan un cierto cauce a través del que habremos de manifestarnos (los genes, los instintos, las capacidades y las limitaciones que supone nuestra forma física…), pero nuestra vida no estará determinada, sino orientada hacia el futuro, en el que nos abriremos paso elección a elección, es decir, libremente, explorando, tratando de establecer objetivos, finalidades que no estaban prescritas (no somos mera respuesta a una idea que estuviera ahí dese siempre). El Universo, nuestra vida… van haciéndose, descubriéndose camino adelante.

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