Revista Cultura y Ocio
El pasado nos empuja enfurecido hacia el futuro, sin tiempo para la reflexión serena. El torbellino del instante nos aplasta con su veloz parpadeo, inasible y fugaz. Es como un relámpago de poder que ilumina quietud y oscuridad, dejando seres caducos, carbonizados, perdidos en la incomprensión. Es una llamarada en la sangre, un golpe seco en el vientre que usurpa el aliento, un inesperado temblor fatal. El futuro hace agujeros en la planificación dejando agendas y calendarios inservibles. Nos empeñamos en detener el tiempo mientras nos despeñamos en el intento. Su velocidad supera la de la luz y quedamos asombrados en la sombra. El futuro es un cohete plateado que nadie puede detener, dejando a su paso rápido y voraz, tan solo pasado. Vivimos en su estela, intentando revivir su plenitud con el fogonazo del instante.