P(u)ateando la vida. Otro blog de Golcar
Las puertas del supermercado estaban flanqueadas por policías. Me extrañó que las vallas de metal que pusieron hace unos meses como redil para el “ganado”, ya no estaban puestas y la gente que esperaba poder entrar no se agolpaba a las puertas, como es habitual. No había gritos, ni ira, ni manoteos o insultos. Había desconcierto. Nadie podía entrar al local.
“Adentro están los Claps” fue la respuesta. Y en la puerta de vidrio oscuro, pude ver pegado un papel mal redactado que informaba que a partir de una determinada fecha, el supermercado estaría destinado a los Claps.
Di media vuelta y desanduve mis pasos. Sin entender muy bien lo ocurrido, regresé a mi trabajo.
La aclaratoria me llegó a los pocos minutos. Una amiga que estaba dentro del supermercado me contó la nueva modalidad para poder tener acceso a los productos de consumo, como los llaman en la jerga…
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