El determinismo actúa desde lo causal, desde el
pasado: si algún suceso o alguna persona están determinados a hacer lo que
vayan a hacer es porque en la causa de su actuación ya estaba escrito lo que
sería su comportamiento. En el pasado estarían ya prefijados el presente y el
futuro. Pero el hombre no se mueve fundamentalmente en función del pasado, su
comportamiento no se explica por las causas que lo desencadenen; por el
contrario, se comporta atendiendo a algo que, al menos hasta cierto punto, está
por descubrir y por decidir: el futuro. Puede vislumbrar hacia dónde va, pero
lo va descubriendo a medida que el futuro se va haciendo presente. Ningún
determinista puede prefijar lo que el hombre fatalmente hará, porque el futuro
es algo hacia lo que nos vamos abriendo paso, algo que vamos descubriendo. No
está escrito. Nadie lo tiene decidido.