El G20 y sus patrocinadores

Cannes, noviembre, 2011. Otra nueva reunión del G20, nuevas decisiones de los países de mayor peso económico en el mundo. Decenas de ministros de economía, finanzas, expertos en la materia y con el objetivo de logar la estabilidad económica y la prosperidad para dejar atrás la crisis. 
Pero ahora vamos con la realidad. Estos días se han juntado en Francia los representantes de cara al público de todas esas grandes corporaciones que mecen la cuna llamada Tierra. Decenas de ministros de economía y finanzas elegidos a dedo por los respectivos presidentes de gobierno y en muchos casos, ex trabajadores de esas grandes multinacionales, expertos en políticas neoliberales y en marketing para hacer ver como un paraíso a la ciudadanía las políticas que sólo van a beneficiar a unos pocos privilegiados y con el objetivo de otorgar mayor poder político y económico para esas grandes empresas, que esperan aprovechar la crisis para salir de ella mejor de lo que estaban cuando entraron en ella. Y todo ello, gracias a los títeres que padecemos como presidentes en las democracias occidentales, el ejemplo a seguir. Para muestra, un botón. Veamos quiénes están detrás de forma pública y notoria (expuesto en la propia página oficial del G8 y G20) de la presidencia francesa para el G20 de Cannes. Estos son los socios -cuadro de la izquierda- y patrocinadores -cuadro de la derecha- oficiales de la presidencia de Sarkozy durante el G20 de estos días. Tenemos a Renault, AirFrance, BIC, Dior, JCDecaux, Hermes, Dupont, Société Générale...

Hace algún tiempo recuerdo cómo se tachaba de conspiranoico a quien no se creía la verdad oficial de este sistema: los gobiernos buscan ayudar al ciudadano y nunca tienen como prioridad el apoyo a las empresas. Por aquel entonces esa colaboración no era notoria. Pero los tiempos han cambiado y muchos se han quitado la máscara para siempre. Ya no se tilda de conspiranoico a quien cree firmemente que los gobiernos buscan satisfacer los deseos de las grandes empresas y de la banca. El famoso escándalo mal llamado rescate a la banca dejó claro cuál es el verdadero compromiso de los gobiernos con sus ciudadanos y cuál es el que tienen en relación con las grandes corporaciones. Ya no se esconden. Parece que el hecho de que la ciudadanía siga impasible ante lo obvio les haga sentirse invulnerables. No me extraña. Ven cómo nos tragamos un rescate que desvía fondos públicos a empresas con miles de millones de beneficio mientras 5 millones de personas están en el paro, y mientras cientos de familias ven cómo la policía les echa de casa a diario. El pueblo sigue igual. Está peor, está en crisis, está con miedo. Ven que nos encontramos en esa situación del "más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer" y se están aprovechando de ello. Están continuando la sangría. Y se han venido arriba. No les importa que conozcamos quiénes son y a quiénes dirigen (o patrocinan, como oficialmente se denomina). Mientras no despertemos, seguirán aumentando su poder y la continua tortura al pueblo. Hay que despertar y acabar con esta injusticia. El 20 de noviembre es un buen momento para dejar clara la postura de la ciudadanía. Hay que aprovecharlo.