Revista Historia

El gas, el Metro de Barcelona y el yacimiento petrolífero que hizo explotar el túnel de la L4

Por Ireneu @ireneuc

A finales de mayo de 2021 saltó a la palestra informativa el cierre de parte de la playa de Sant Adrià de Besós debido a que se había encontrado concentraciones tóxicas de metales pesados en la arena. Esta contaminación, fruto de la existencia años atrás de industrias altamente contaminantes en la zona ( ver El vertido asesino de Minamata ) y su posterior urbanización sin la pertinente -y cara- limpieza de los terrenos, es un ejemplo de cómo el envenenamiento del subsuelo afecta la población aunque hayan pasado muchos años. No obstante, no es el único incidente con residuos enterrados que ha ocurrido en los alrededores de Barcelona. De hecho, en 1973, mientras que se perforaba el túnel del metro de la Línea 4 a su paso por la Barceloneta, se produjo un aparatoso e inesperado incendio que obligó a paralizar las obras durante un tiempo: la cercana fábrica de Catalana de Gas había hecho de las suyas.

En 1973, las obras de prolongación de la Línea IV del metro de Barcelona desde la estación de Correos (hoy anulada) a La Pau, se desarrollaban a buen ritmo aprovechando los blandos terrenos sedimentarios de la fachada costera barcelonesa. Esta parte de Barcelona situada entre la Barceloneta y el río Besós había sido ocupada desde décadas atrás por talleres y fábricas de todo tipo, que aprovechaban un espacio plano como la palma de la mano que, separado del mar por la vía de tren de la costa, no era utilizado por los barceloneses. La ciudad había dado la espalda a la playa y situaba en aquella zona marginal todo lo que le molestaba, desde campos de ejecución franquistas (Camp de la Bota), poblados chabolistas ( Somorrostro), cementerios (cementerio de Poble Nou) o industrias contaminantes, como fue el caso de la fábrica de gas ciudad de Catalana de Gas.

En esta fábrica, Catalana de Gas, desde 1843, fabricaba gas para alumbrado y uso doméstico a partir de la destilación de la hulla, el conocido como gas ciudad. Sin embargo, a partir de los años 50 del siglo XX, el aumento de la demanda y el aumento del precio del carbón hizo que cada vez fuese menos rentable el uso de este mineral para extraerle el gas, por lo que se adaptó la planta para poder extraer el gas a partir del fueloil, mucho más barato y rentable. Este sistema, bastante contaminante y conocido como cracking, siguió en funcionamiento hasta 1969, en que se generalizó la distribución de gas natural en Barcelona ( ver Los Huevos de Porcioles, un símbolo de un pasado demasiado presente ). Pero claro... gestionar piedra como el carbón -por mucho que manche- no es lo mismo que gestionar una substancia viscosa como el fueloil y esta "sutil" diferencia fue la que se encontraron los trabajadores de las obras del metro.

Efectivamente, a las 8 de la mañana del día 22 de noviembre de 1973 se produjo un incendio en las obras del túnel de la Línea IV en la Barceloneta que los bomberos no conseguían apagar por las continuas explosiones que se producían. Al principio pensaron que era un escape de gas como tantos otros se producían, ya que el túnel se hacía despanzurrando la calle e iba bastante somero -no se utilizaban tuneladoras- pero pronto vieron que aquello no era provocado por gas y que correspondía a una bolsa de hidrocarburos pesados que había acabado por encenderse. ¿Qué había pasado?

Después de varios días quemando y contaminando el aire de Barcelona, los bomberos controlaron el incendio a base de meter espuma e inundar el túnel con agua. La fábrica de gas, distante un centenar de metros del punto de conflicto, había filtrado durante años, parte de los productos que utilizaba en el proceso de generación gasista directamente al poroso subsuelo de la costa la Ciudad Condal. Unas filtraciones fruto de las numerosas fugas que habíaen sus depósitos y tuberías que estallaron con alguna chispa producida por los operarios del metro. Las crónicas cuentan que, para evitar problemas posteriores, se procedió a extraer dicho inesperado yacimiento petrolífero y que, un año después, se habían extraído más de 600 toneladas de hidrocarburos filtrados a la tierra. El incendio, por su parte, afectó gravemente a las paredes de cemento de 60 cm del túnel recién construido, que tuvieron que ser reparadas provocando retrasos en la entrada en servicio de la dicha línea de metro.

En la actualidad, el sitio original del incidente es totalmente irreconocible, ya que, con las Olimpiadas de Barcelona-92, la zona se dio la vuelta como un calcetín ( ver Mataró y el tren que utilizaba grasa de bebés secuestrados ). Hoy, el punto del incendio se encuentra en un lugar indefinido bajo la Ronda Litoral, mientras que en el lugar donde estaba la fábrica de gas encontramos un extenso parque (el Parque de la Barceloneta) y su antigua presencia es tan solo reconocible por la existencia de la modernista " Torre de les Aigües " (Torre de las Aguas) y la estructura metálica de un antiguo gasómetro.

El ejemplo más claro de que, por mucho que metamos la mierda bajo la alfombra, si hay mierda, nos la acabaremos encontrando de nuevo.

Que los perros no escarben muy hondo, por si acaso.


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