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El gato de la jungla (que no vive en la jungla)

Por Nazarinasociacion

Gato de la jungla

En realidad, el hábitat del gato de la jungla, Felis Chaus, no tiene nada que ver con la jungla, sino con la densa vegetación que cubre los humedales. También se le llama gato de los pantanos.

Fotografía L. Shyamal

Es un gato grande, de patas altas. De hecho, es el mayor de la especie Felis. Suele medir entre 56 y 76 centímetros, sin contar el rabo, con una altura de unos 35 centímetros y puede alcanzar los 9 kilos en algunos casos. Según un estudio, el tamaño del gato mengua desde el oeste (Israel) al este (India), lo que se atribuye a una mayor competencia cuanto más hacia el oriente. Las hembras son en general más pequeñas que los machos. La cara es larga y estrecha con un hocico blanco; las orejas son grandes, están bastante juntas y acaban en un mechón de pelo negro de unos 15 milímetros. Los ojos son amarillos con pupilas elípticas. El pelo puede ser del color de la arena, marrón rojizo o gris. Se han observado ejemplares albinos en India, pero no tienen los ojos rojos de los auténticos albinos. Se piensa que su color quizá se deba a la endogamia. Las largas patas, la cola corta y los mechones de pelo en las orejas le asemejan a un lince de pequeño tamaño. Es mayor y más delgado que el gato doméstico.

Distribución del gato de la jungla

Su distribución es amplia, aunque irregular, desde el valle del Nilo en África hasta India y el sur de Asia, así como la zona tropical de China y el este asiático. Suele encontrárselos por encima de los mil metros de altitud y han sido avistados en el Himalaya a 2.400 metros de altura. También han sido vistos en las zonas montañosas de Tayikistán, pero en general habitan en los valles de los ríos con una densa vegetación.

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Se sienten cómodos entre la hierba alta, las cañas o los matorrales en los alrededores de los humedales donde abundan los roedores. Estas zonas pertenecen a ecosistemas muy variados, entre los que están oasis, praderas, maleza o bosques de hoja caduca. Son animales que se adaptan a los cultivos (campos de caña de azúcar en India), bosques replantados y humedales artificiales. Incluso viven en las cercanías de estanques de peces y piscifactorías en Israel, así como de cultivos irrigados.

Su alimentación consiste en diferentes presas que reflejan la variedad de hábitats que frecuentan, aunque suelen cazar sobre todo roedores de pequeño tamaño. En un estudio realizado en India se calculó que un gato podía cazar de tres a cinco roedores diarios, y que los pájaros tenían una importancia muy secundaria en su alimentación. También aprovecha los restos dejados por predadores de gran tamaño.

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Son excelentes nadadores y no temen zambullirse en aguas poco profundas para cazar peces. Por ejemplo, se descubrió que los gatos del sur de Rusia se alimentaban mayormente de aves acuáticas durante los meses de invierno. Este mismo estudio, realizado por investigadores rusos, demostró que el 17 por cien de su dieta consistía en aceitunas.

A menudo usan madrigueras abandonadas por otros depredadores, como zorros o tejones. Son activos tanto de noche como de día y, en algunos casos, la hembra pare en casas abandonadas no lejos de los seres humanos.

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Se cree que pueden reproducirse todo el año, aunque la época de apareamiento transcurre en febrero y marzo en Asia Central, y principalmente en mayo en India. Se han visto camadas en Asam en enero y febrero, y en junio en la zona occidental del Caspio. Cabe la posibilidad de que se reproduzcan dos veces al año si el hábitat lo permite.

El periodo de gestación es de 63 a 68 días y nacen entre uno y seis cachorros en madrigueras situadas entre cañaverales u otro tipo de vegetación densa, incluso en troncos de árboles vacíos o, como hemos mencionado antes, en madrigueras abandonadas por otros animales. Los cachorros nacen con rayas negras que acaban desapareciendo a medida que crecen, abren los ojos al cabo de diez o doce días, y pesan entre 130 y 140 gramos. Dejan de mamar a los tres meses, son capaces de seguir y matar a una presa entre los cinco y seis meses, y la madurez sexual llega entre los once y los dieciocho meses. Algunos ejemplares en zoológicos han vivido hasta 15 años. Por suerte, estos gatos han dejado de interesar a los zoológicos y se capturan mucho menos.

Dependen de sistemas sanos de humedales, por lo que la creciente destrucción de esos hábitats en pro de la agricultura es una grave amenaza para su supervivencia. Son numerosos en algunas zonas, pero en otras, como Egipto y diversas regiones de Asia, su número está decreciendo con gran rapidez. Parte del declive de la población se debe a las trampas y al veneno.

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Estos gatos comparten la distinción, junto a los gatos africanos salvajes Felis silvestris y los gatos domésticos, de haber sido momificados y enterrados en tumbas en el antiguo Egipto. También aparecen cazando pájaros y pequeños mamíferos en frescos egipcios.

Ilustración de 1904

El gato de la jungla no está considerado en peligro de extinción. Se prohíbe su caza en algunas zonas de India, pero en muchas otras está totalmente desprotegido. En 2009 fue incluido en la lista de especies protegidas en Afganistán. Se cree que la población mengua rápidamente en el este y el oeste asiático debido, entre otras razones, a que los granjeros lo consideran una amenaza para las aves domésticas y lo envenenan indiscriminadamente.


El gato de la jungla (que no vive en la jungla)

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