Las bodas de Canaán
La familia Bassano estaba compuesta por Jacopo Bassano (Circa 1510 – 14 de febrero de 1592), hijo de Francesco Bassano el viejo y padre de Francesco Bassano el joven (26 de enero de 1549 – 4 de julio de 1592), Giambattista dal Ponte (1553 – 1613), Leandro Bassano, también llamado Leandro dal Ponte (19 de junio de 1557 – 15 de julio de 1622) y Girolamo dal Ponte (3 de junio de 1566 – 8 de noviembre de 1621). Los seis fueron pintores y los seis nacieron en Bassano del Grappa, una localidad a unos 60 kilómetros de Venecia. De ellos, los más conocidos son Jacopo, Francesco el joven y Leandro.
El mes de enero
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Francesco el viejo fue un pintor de fama local cuyo taller produjo sobre todo obras religiosas. Jacopo Bassano estudió en el taller de su padre antes de trasladarse a Venecia en la década de 1530 donde trabajó con Bonifazio de Pitati y conoció la pintura de Ticiano e Il Pordenone. Al fallecer su padre en 1539, regresó a Bassano del Grappa para hacerse cargo del taller. Jacopo incorporó influencias artísticas de lo más diversas en su obra, como Durero, Parmigianino, Tintoretto y Rafael entre otros, a pesar de no volver a alejarse de su ciudad natal. Posiblemente se deba a que fuera un apasionado coleccionista de grabados de estos artistas.
La cena de Emaús
La cena de Emaús (2)
Dos de sus hijos, Giambattista y Girolamo, se dedicaron sobre todo a copiar las obras de su padre, por lo que bastantes cuadros atribuidos a Jacopo probablemente sean de ellos.
Francesco Bassano el joven, el mayor de los hijos de Jacopo, también empezó pintando en el taller familiar, pero se trasladó a Venecia para abrir una “sucursal” donde se dedicó a pintar una serie de obras históricas en el Palacio del Dogo. Tenía una fuerte tendencia a la hipocondría y se suicidó tirándose de una ventana cinco meses después de la muerte de su padre en 1592.
El rico Epulón y el pobre Lázaro
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Leandro, el tercer hijo de Jacopo, se convirtió en el primer ayudante de su padre cuando su hermano Francesco se fue a Venecia. A pesar de que su padre le legó el taller de Bassano del Grappa, prefirió hacerse cargo del taller de su hermano en Venecia a la muerte de este. Además de sus obras religiosas, es conocido por sus retratos y se hizo tan famoso que el dogo de Venecia de entonces, Marino Grimani, le nombró caballero. Su estilo difiere del de su padre en que pintaba con “toques más finos, colores más claros, aplicados en zonas bien definidas, al contrario de su padre, que usaba pinceladas densas y robustas” según The Grove Dictionnary of Art (2007). No solía fechar sus cuadros y no siempre los firmaba por lo que han llegado a atribuirse a otros pintores, como ocurrió con “Retrato de un anciano”, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Budapest, que se creyó obra del Tintoretto.
La casa de María, Marta y Lázaro
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Los tres Bassano más famosos tenían algo más en común aparte de ser pintores y padre e hijos. Los tres incluyeron gatos en sus obras. Francesco en contadas ocasiones, pero Jacopo y Leandro bastante a menudo. En muchas obras de estos pintores, los gatos ocupan casi un lugar central, como puede verse en los cuadros que incluimos aquí.
La entrada en el Arca
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Pero quizá lo más curioso es que el gato representado siempre parece el mismo. Se trata de un gato callejero blanco, con manchas grises atigradas en el lomo y en la cabeza. No ocurre lo mismo con los perros, que también representaban a menudo.
La Última Cena
La Comunión
Ahora bien, no avanzamos la hipótesis de que el mismo gato sirviera en vida de modelo a todos los Bassano, sería el gato más longevo del mundo… Pero sí es posible que en un momento dado, la familia de pintores tuviera un gato así, un gato por el que quizá sintieron mayor afecto que por otros y al que reprodujeron mucho tiempo después de que ya no estuviera con ellos.