Un estudio liderado por la psicóloga Krisna Adiasto de la Universidad de Radboud encontró que las canciones para aliviar el estrés compartían características comunes, clasificándose en dos categorías: canciones suaves en modo mayor y canciones enérgicas en modo menor.
El experimento con 200 participantes indicó que los individuos que escuchaban música seleccionada por los investigadores o elegida por ellos mismos se recuperaban más rápido del estrés en comparación con aquellos que escuchaban notas musicales aleatorias. La distracción y los cambios emocionales positivos asociados con la música elegida por uno mismo se observaron como factores que contribuyen a la recuperación del estrés.
Si bien las investigaciones sugieren que escuchar música por sí solo influye en la recuperación del estrés, se recomienda precaución al hacer recomendaciones específicas. El estudio destaca la importancia de mirar más allá de los géneros musicales y centrarse en las características del audio para la recuperación del estrés.
Los hallazgos del estudio desafían la suposición de que los géneros musicales influyen significativamente en la recuperación del estrés. Se enfatiza la necesidad de que los investigadores exploren la música más allá de los géneros y se centren en las características del audio.