Érase que se Era…
Me dijeron que Todo estaba Fuera y me lo creí.
Me dijeron que Dios habitaba en el cielo y me lo creí.
Me dijeron que el Amor se “conseguía” y me lo creí.
Hasta que un día, de tanto mirar lo que no existía, mi vista empezó a morir. Y ciega de Mi, el corazón que me daba la vida, me dejó parada…con el último suspiro de su latir.
Vagué, confusa y sin Sentidos, por cada rincón de mis recuerdos perdidos. Encontré heridas abiertas que lamí, respiraciones entrecortadas que cosí, abrazos que nunca me llegaron que me regalé, “te quieros” amordazados que liberé y un par de alas rotas que volé.
Y de tanto revolverme las tripas, vomité todas y cada una de las creencias que limitaban a mi Norte, que tan mal me sentaban y tan bien deshacían mi Sentir.
Una noche en que las lágrimas se habían quedado dormidas antes del no-tiempo, Pupila, la niña de mis ojos a la que un día abandoné, me picó en la curiosidad y, sin esperar a que nadie me diera permiso, la froté una y otra vez…una y otra vez…una y otra vez…hasta que dejó de llamarme, hasta que la di-Laté.
De repente, una Chispa divina muy graciosa, salió de mis párpados caídos y con una Voz que me sonaba…me dijo:
-Soy tu Consciencia, la eterna olvidada, el genio de tu figura humana. Te concedo un deseo, si así lo deseas.
-¿Uno solo? ¡¡Creía…que eran tres!!
-Pero ya profundamente Querida, ¿aún te sigues creyendo los cuentos que te lees? Únicamente uno necesitas para volverte a Ver. Dime niña, ¿cuál ES?
-Deseo, deseo… ¡¡¡DESEO SER!!!
-¡Deseo concedido! Ya puedes Regresar a tu Hogar. Hasta “la vista”, Corazón.
– Gracias, Maestro. Nos vemos en casa…Hasta AHORA.
Y así fue como aprendí:
Que Todo aquello que busco está Dentro, que Dios reside en Mí
y que el Amor no se consigue, el AMOR SE ES.
—–SER O NO SER, ÉSA ES LA CUESTIÓN—–
Y colorín coloreado…este cuento ya se ha pintado…
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