Tercero: deshumanización en la caracterización de los grupos sociales. Cuando un grupo niega la humanidad a otro, o lo asimila con conceptos como “animales”, “gusanos”, “insectos”,… En este tipo de estadio se incluyen diferentes tipos de niveles y de aspectos: elementos propagandísticos, ciencia o pseudociencia, intelectualidad, prácticas eugenésicas, teorías darwinistas,… que sustentarían buena parte de los genocidios del siglo XX.
Esto tuvo repercusiones incluso en el enfrentamiento con grupos políticos, como en el caso de la España sublevada: en la Guerra Civil Española, el bando nacional se apoyó en las ideas de Antonio Vallejo-Nájera y demás teóricos del ejército de Franco, diciendo que los republicanos tenían una tara genética, una enfermedad. De aquí derivaría la práctica franquista del robo de niños para llevarlos a familias adictas al régimen. Otros ejemplos de países en los que se llevó a cabo esta práctica serían: la Alemania nazi, Camboya, muchos países del Cono Sur Latinoamericano,…
Cuarto: organización del genocidio. Esta fase se diferencia por ser un plan coordinado y organizado, en el que adquiere una gran importancia el aparato administrativo, el Estado como tal. Va a acompañado por el uso de unidades como las milicias, unidades especiales,…
Ejemplos serían el genocidio armenio o el exterminio judío. En relación con este último, se llevaron a cabo estudios, sobre todo en los años 90, acerca de este tipo de unidades especiales, en algunos casos más informales. Un caso es el Batallón 101, un grupo de civiles que estaban en la reserva por estar en edad avanzada, y que llevarían a cabo igualmente labores de vigilancia en la retaguardia en los territorios conquistados por Alemania hacia los años 1943 y 1945. Realizaban tareas de vigilancia y luego volvían para seguir con las actividades civiles cotidianas. Observamos así una combinación de diferentes niveles de unidades o cuerpos armados.
Quinto: polarización ideológica en los grupos: se concreta en leyes que prohíben la interacción de los grupos, dirigida a segregar y excluir los derechos a determinadas colectividades. Consiste en acotar el carácter de ciertos sectores sociales. Según Stanton, estas leyes contribuyen a polarizar el status quo.
Sexto: preparación: se construyen listas de muerte en las cuales se incluyen los miembros del grupo de víctimas que están ya segregados por las leyes. Son agrupados y anotados en una lista que indica que deben ser exterminados. Además, las listas se repiten de manera continua, como una rutina burocrática, lo cual muestra el alto nivel de participación del aparato estatal, encargado de censar a la gente y de determinar su destino y ejecutarlo.
Esto supone que estas personas escogidas son separadas y concentradas en otro espacio diferente al del resto de la población. Hablamos así de una lógica concentracionaria, producto de las listas y demás. Esto tiene como función deslegitimar y denigrar a las víctimas, ya que pasan a estar aisladas de su contexto social y a ser presuntos delincuentes, independientemente de su función y rol social y de su prestigio.
Séptimo: exterminio: es el resultado de una secuencia de fases previas de carácter intencionado, nacional e incluso anunciado. Casi siempre que se llega aquí, no existe un argumento racional que evite que se produzca esto excepto el uso de la fuerza. Esta intencionalidad también afecta a las propias víctimas. Estas son las primeras que a veces no son capaces de detectar hasta qué punto está ocurriendo el genocidio, ni lo que va a pasar.
Tanto es así, que cuando se estudian este tipo de hechos, es muy común que no se entienda la actitud tan pasiva de las víctimas, una actitud de espera. En las expulsiones de colectivos de los nazis, las leyes promulgadas, las deportaciones,… tuvieron como respuesta de las víctimas una actitud de quietud, no de huir. Esto, muchas veces, ocurre, dado que las víctimas no buscan implicar a otras personas en estos problemas. Otras ocasiones consideran que no les conviene huir, ni pedir ayuda, por lo que se van aislando, se desarrolla un proceso de autoexclusión.
Simón de Eiré

