Revista Comunicación

El gerente de Tussam utiliza a la empresa contra Juan Espadas

Publicado el 29 noviembre 2010 por Jackdaniels

A Arizaga le ha dado ahora por meterse a director de campaña electoral, como si no tuviera bastante con terminar de arruinar a la ya maltrecha Tussam. Ayer publicaba El Mundo en su edición de Sevilla que el ínclito gerente de la empresa municipal de transporte urbano de la ciudad ha pedido a los candidatos a la alcaldía que no prometan nuevas líneas de autobuses.

Cualquiera podría pensar que, dada la proximidad de la festividad de los Reyes Magos, a Arizaga se le ha despertado la vena pedigüeña y se ha puesto a escribir su carta con anticipación por si la crisis recorta este año los regalos. Pero no, no va a caer esa breva.

Lo de Arizaga está más que pensado y calculado y, considerando que es todo un experto en el servil arte del “sí señor” y en mantener su culo pegado a las onerosas posaderas sobre las que descansa al precio que sea, no es descabellado pensar que esta nueva estrategia está más que planificada y detrás se adivina en la sombra la mano de Fran Fernández y la incertidumbre de su futuro político.

Dicho de otra manera, todas y cada una de las maniobras que ejecuta Arizaga, dirigidas desde el joystick inmutable en manos del concejal del fracaso, van encaminadas a dinamitar la estrategia electoral de Juan Espadas, candidato socialista a la alcaldía. Y no cesará en su empeño hasta que alguien del partido prometa una salida decorosa a ese político que no da una a derechas y en cuyo distrito se han descubierto recientemente algunas facturillas pagadas por obras jamás realizadas.

Arizaga pide a los candidatos que no prometan líneas nuevas. Sin embargo, hace pocas fechas el alcalde prometió la creación de una nueva línea desde el futuro “botellódromo” hasta el Prado de San Sebastián y Arizaga, presente en aquella renuión, calló como una tumba.

Él sabe mejor que nadie, porque tiene estudios de viabilidad en su poder que así lo dictaminan, que esa línea es del todo inviable, entre otras cosas porque sería una verdadera ruina y porque una vez depositada la gente en el Prado carece de combinaciones para desplazarse a otras barriadas salvo el Metro y las dos salidas de los nocturnos. Pero no era cuestión de que Arizaga desautorizara al alcalde, claro, y entonces es mejor callar para que el jefe no desluzca. Ésa es la cualidad innata de la política de este gerente y así le va a la empresa.

También sabe que Juan Espadas se mostró favorable a interconectar mejor los barrios en materia de transporte durante su visita a Sevilla Este. De ahí que no es casualidad que ahora precisamente salga con lo de que no se deben prometer nuevas líneas.

Además están las otras evidencias de la estrategia cainita como el salir en estas con el convenio, que él mismo se ha obstinado en que no se negocie, y soltar una serie de amenazas a los trabajadores, siempre a través de los medios de comunicación, con la única finalidad de tensar la cuerda y que estalle el conflicto para que pueda ser manipulado por su jefe a conveniencia.

El otro día publicó Diario de Sevilla un artículo lleno de ambigüedades y medias verdades sobre el consumo de horas sindicales en Tussam con el único objetivo de justificar la postura de la empresa de no aceptar la liberación de los representantes sindicales para iniciar la negociación del convenio colectivo.

Lo que no dice el artículo en cuestión es que el Estatuto de los Trabajadores, una ley con rango de orgánica, no lo olvidemos, establece que para una empresa de las características de Tussam el número de representantes de los trabajadores que han de integrar la mesa de negociación es de 12. Tampoco cuenta, porque no interesa, que los representantes de los sindicatos de Tussam ofrecieron reducir ese número a cuatro, una tercera parte, y que fue la dirección de la empresa la que se negó. A quienes trabajamos allí no nos sorprende ya ese manifiesto desprecio por la ley al que Arizaga nos tienen habituados, pero sería conveniente informar bien a la ciudadanía.

Otro peldaño más de esta calibrada estrategia es el referente al acuerdo plenario que garantizaba la vinculación de los trabajadores eventuales en paro con la empresa. Desde que se adoptó el acuerdo de la moción, Arizaga no ha hecho sino torpedearlo cada vez que ha podido.

En sus manifestaciones que recogían la pretensiones de la empresa de cara al próximo convenio colectivo, además de pretender el recorte del 5% en los salarios, con lo que proporcionalmente ya aportaríamos más que él para salir de la crisis, defendía la necesidad de incrementar el tiempo de trabajo a la plantilla y de no cubrir ninguna vacante, precisamente uno de los puntos recogidos en la moción.

De hecho, los eventuales gritan a los cuatro vientos que no se están cubriendo las vacantes y que hacen falta conductores. Y tienen razón, porque en Tussam se están mandando a conducir a gente que había pedido el traslado al taller para ejercer de otra categoría profesional, concretamente en la sección de carrocería, y llevan integrados trabajando a plena satisfacción de sus mandos una barbaridad de tiempo. Ahora los devuelven a conducir porque no tienen conductores suficientes para cubrir el servicio y no quieren contratar a ningún eventual.

Es evidente que todas estas irregularidades y tensiones innecesarias de la cuerda están encaminadas a que explote la paz social que impera en la empresa desde que la abandonó esa media naranja de Arizaga llamada Guillermo Gutiérrez. Y no es por casualidad, porque dadas las fechas en la que nos encontramos, cualquier protesta que se produzca obviaría al actual alcalde, ya amortizado, y se centraría en los candidatos, especialmente Juan Espadas por ser el que representa al partido en el poder.

Eso lo saben muy bien Arizaga y Fran Fernández, por eso golpean precisamente ahí. Porque el hecho de que se produzca una campaña electoral calentita y a rebosar de conflictos es beneficioso para que Fran Fernández consiga del partido la salida deseada que le ahorre tener que ejercer de nuevo como animador socio cultural por un largo período de tiempo. Ya se sabe, a río revuelto ganancia de pescadores.

Si ya es lamentable de por sí la utilización política sistemática de una empresa como Tussam, raya lo patético que encima tenga que ser instrumentada para conseguir el beneficio personal de un concejal cuya mayor virtud ha sido condenar a la catástrofe todo asunto municipal que ha tenido la desgracia de pasar por sus manos.


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