Revista Cultura y Ocio

El gigante de Stonehenge

Publicado el 24 junio 2016 por Elarien
El gigante de Stonehenge Un gigante yace bajo el suelo de Stonehenge. Solo sus dedos sobresalen de la tierra como inmensos monolitos que se alzan al cielo. Pretenden sostener el sol entre ellos, como hicieran al principio de los tiempos, retenerlo hasta el alba, empujarlo con su aliento durante su ascenso y recogerlo de nuevo en el ocaso. Durante la noche, el sol duerme en el cuenco de sus manos, en el lecho protegido por las palmas entrelazadas sobre el corazón de piedra del titán.
Solo el día del solsticio los rayos del sol alcanzan aquel corazón exánime que, bajo el roce, recupera su latido. El gigante siente de nuevo el calor del sol en sus dedos y los estira un poco más hacia el cielo. El sol se eleva. La luz es fuego, su fulgor alumbra la corona de rocas. Desaparecen las sombras en Stonehenge, la oscuridad no penetra en el crómlech iluminado. La tierra palpita, renace la vida. Al caer la noche, las tinieblas atacan. Se encienden las hogueras. Las llamas danzan enredadas en el ardor de la lucha mientras el sol duerme entre los rescoldos del corazón del gigante.


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