El gigante Enterrado
The Buried Giant
Kazuo Ishiguro
Traducido por: Mauricio Bach
Editorial Anagrama
368 páginas
Una pareja de ancianos abandona su aldea en busca de su hijo,que vive en otro pueblo, pero por el camino se encuentran con extraños personajes, como un barquero que lleva gente a una isla, un guerrero sajón que desea matar un dragón, etc, etc.
Lo cierto es que afronté este libro pensando que se trataría de una obra de cierta calidad literaria, ya que está publicada por Anagrama, con algún toque fantástico. Pero nada más empezar a leer, me embargó el desconcierto. El escenario que plantea el autor es la época posterior a la caída del Imperio Romano en las Islas Británicas, es decir, la época de los enfrentamientos entre los britanos y los invasores sajones, pasado también el periodo mítico del rey Arturo.
Sin embargo, no podría calificar el libro como histórico. De hecho, al principio, me dio la impresión de que se trataba de una ambientación un tanto irreal, atemporal, y casi hasta distópica, con ese mundo sumido en una niebla que nadie sabe cómo ha llegado hasta ahí y que borra los recuerdos, haciendo que el pasado no esté muy claro.
Después de la primera impresión, la novela toma un cariz de relato fantástico y de aventuras, como si fuera un viaje iniciático de tintes crepusculares, pero no escrito según los cánones de este subgénero.
Así pues, la historia se queda a medio camino entre una aventurilla fantástica (y no demasiado desarrollada) con dragones, trolls, brujas, lances de espadas, y la pretensión artística, que a mí no me ha parecido para tanto.
Entre surrealismo y onirismo transcurre el viaje de estos dos ancianos britanos en busca de su hijo (cuyo destino se imagina quizás demasiado pronto, así como la metáfora implícita de los barqueros), quienes se encuentran hasta con un miembro de la familia del rey Arturo, el anciano sir Gawain.
Lo mejor es el ambiente fantasmagórico y la metáfora de la niebla emanada del aliento del dragón. La niebla borra la memoria, lo cual, en algunos casos no es tan malo, pues enmascara hechos traumáticos y hace olvidar la parte mala de las personas. Paradójicamente, cuando muere el dragón, cuando muere el mundo legendario y la niebla se disuelve, la gente recupera la memoria y comienzan los conflictos bélicos de nuevo. El pasado utópico se desvanece con el aliento de las criaturas fabulosas.
En cuanto a la redacción, no me ha deslumbrado, aunque tampoco sea mala. La prosa es densa, con pocos diálogos, muy descriptiva. Los diálogos que hay me han resultado algo cargantes y repetitivos, en especial, la manía de uno de los personajes de llamar "princesa" a otro. Las escenas son muy largas también, aunque si uno analiza, al final no ocurren tantas cosas como para justificar la gran cantidad de páginas. La trama es bastante simple, la verdad, y muchos personajes no he acabado de entenderlos.
En resumen, una novela a medio camino entre el mainstream y la fantasía, que habla del olvido como algo no tan negativo, pero que a mí me ha costado un poco terminar, debido a su densidad y su escaso argumento.
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