Revista Cultura y Ocio
"Podríais haber pasado un buen rato tratando de localizar esos serpenteantes caminos o tranquilos prados por los que posteriormente Inglaterra sería célebre. En lugar de eso, lo que había entonces eran millas de tierra desolada y sin cultivar: aquí y allá toscos senderos sobre escarpadas colinas o yermos páramos. La mayoría de las vías que dejaron los romanos ya estaban en aquel entonces destrozadas o en mal estado, en muchos casos devoradas por la naturaleza. Sobre los ríos y ciénagas se posaban neblinas heladas, que eran propicias a los ogros que en aquel entonces todavía poblaban esas tierras."
Me gusta leer a Kazuo Ishiguro con sus juegos entre narrador y lector y sus tramas que se salen de lo común. Por eso tuve bastante claro que leería su nuevo libro. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El gigante enterrado.
Estamos en Inglaterra, en la época inmediatamente posterior al Rey Arturo. Británicos y sajones, en guerra, dominan este y oeste del país; un país en el que habitan ogros y dragones y en el que la población se dispersa en aldeas y la memoria se pierde en la niebla. Así conocemos a Axl y Beatrice, una pareja de ancianos que se quieren y cuidan. Y ya nos advierten que tal vez ese no sea el nombre exacto, igual que ellos tampoco recuerdan las cosas exactamente; pero saben que se quieren, y que tienen un hijo al que abandonaron y deciden salir a buscarle. Un viaje al que se incorporará Wistan, un guerrero que ha salvado a un chico llamado Edwin que porta una extraña cicatriz. Y también a sir Gawain. Todos ellos serán compañeros de viaje.
Decir a estas alturas que Kazuo Ishiguro escribe bonito, no es descubrir nada al lector. Ese ritmo pausado, con palabras escogidas y una musicalidad latente en cada párrafo termina por afectar al lector que no puede evitar notar que está leyendo una prosa atípica. Y esta vez, Ishiguro se mete de lleno en una historia atípica, una trama de fantasía épica que gira hasta hacerla "a su modo". Con una narración marcada por la nebulosa que roba los recuerdos, nos transporta a una época de luchas y secretos en la que cada uno de los personajes será portador de su historia no olvidada. Algo que puede parecer imposible en un lugar en el que el olvido parece ser la nota común. Y pronto nos preguntamos qué somos si nos quitan nuestros recuerdos, qué recuerdos nos podrían quedar y en qué modo nos aferraríamos a ellos, como hacen esta pareja de ancianos que lo único que parecen saber es el amor que se profesan y el objetivo de su viaje.
Ishiguro esconde muchos ases en la manga, de boca de su narrador. La novela se convierte en un viaje iniciático, una contienda de espadas, alianzas sin palabras y criaturas mágicas, pero de una forma sencilla, que no resulta agresiva ni chocante para el lector menos acostumbrado al género. Y es que, donde muchos parecen seguir empeñados en hablar de género menor, Ishiguro deja una novela que crece con el paso de los días tras su lectura. Una historia en la que nos descubrimos pensando mezclada con lo que sabemos del barquero y el Hades, princesas prometidas y leyendas Artúricas.
Es fácil decir que la prosa de Ishiguro te sumerge en la historia, y no por ello es mentira. Y El gigante enterrado se convierte de ese modo en un libro que apenas nos dura en las manos, y permanece bastante más tiempo en nuestra cabeza. Una historia con la que, no sé si recomendaría empezar con este escritor, pero que si uno ya está familiarizado con él, se convierte en una deliciosa lectura. Un libro sobre la importancia de los recuerdos, el valor del olvido y, por qué no, un libro de amor.
A veces, cuando nos hablan de literatura de género, nos ponemos en guardia y es que todos tenemos un género al que acudimos con mayor frecuencia y otro al que nos acercamos poco o casi nunca. Y vosotros, ¿a qué genero es al que os evitáis acercar?
Gracias.