Hay muchas formas de censura, la más habitual es la corrección política. El que opina diferente está mal visto y peor aún si se atreve a expresarlo públicamente. Y es que la opinión es personal, no caeré en la demagogia de decir que todas las opiniones valen lo mismo, principalmente porque es falso. Tu opinión no vale lo mismo que la de un experto, por eso cuando te encuentras un bulto en el pecho vas a que te de su opinión un médico y no un mecánico de coches.
Lo que si es igual es el derecho a opinar de forma diferente, que estés o no equivocado es lo de menos. Hay gente que piensa que una operación quirúrgica de 5 horas sale bien gracias a un ser divino, otros opinan que el mérito es de los profesionales que se han formado durante años y a la tecnología desarrollada por el hombre. Ambas son opiniones, unas más fundamentadas que otras, por eso tienen mayor valor. Lo que si es igual es el derecho a expresar esa opinión. Quedó claro ya, verdad?
Digo todo esto porque he sentido un pelín de vergüenza por la caña que le están dando a Mariló Montero por mostrar una opinión basada en creencias personales. Que un periodista crea en el alma no es mucho peor que el periodista que cree que la culpa de todo lo tienen los políticos de derechas. Ambas opiniones estarán basadas en sus respectivas creencias y quizás encuentren ejemplos suficientes para justificarse en ambos caso.
Pero no caigamos en perder el tiempo en este ejemplo que es una chorrada al fin y al cabo, carne de troll twittero, poco más. El fondo es la disctadura del mainstream, de los gurús que aparecen en las redes sociales señalando a los que se atreven a expresarse de forma diferente, a los que no comparten su opinión.
Mariló Montero es la exmujer de Carlos Herrera, un comunicador que también suele estar en contra del mainstream. Defiende el derecho a fumar, apoya las corridas de toros, es católico confeso, le gusta la cultura que hoy la mayoría ya consideramos como “rancia”. Es mejor o peor profesional que un periodista progre que se muestra en contra de los ideales de Herrera?
Esa es la clave. Asociar la profesionalidad con las creencias personales. Puedes ser un médico cojonudo y tener ideología nazi. Puedes ser un abogado de primera y considerar que los gays no deben tener los mismos derechos que los heteros. Puedes ser un brillante policía y pensar que los gitanos son todos unos ladrones.Mi complejo de ir contra el mainstream me está haciendo que cada día le tenga más miedo a Twitter, bueno, a los gurús del mainstream que viven en Twitter, al acecho de su próxima víctima.
Ojo, que yo soy el primero que hago chistes y bromas. Pero luego están otros que se consideran cruzados que deben borrar de la faz de la Tierra a todos estos díscolos que todavía creen en almas. Mucho cuidado con estos, que con el tiempo buscarán que todos opinen igual, que nadie contradiga sus creencias que defienden como únicas y universales. Pero se están equivocando, las creencias son personales y no tienen nada que ver con la ciencia, las leyes o los derechos universales. Por muchas cifras, estadísticas y clasificaciones que me muestres yo seguiré pensando que el Betis es el mejor equipo del mundo. Sé que estoy equivocado, pero es lo que creo porque está ligado a un sentimiento personal.
No digo que no le saquemos punta a las cagadas de los famosos, políticos y periodistas. Pero una cosa es hacer un hashtag de risa y otra muy distinta es encender las antorchas y pedir la cabeza del que opina de forma diferente.