Revista Espiritualidad

El gita de sai baba - capítulo xxvii. bondad y compasión son el sello de un ser humano verdadero

Por El Despertar Sai @ELDESPERTARSAI

EL GITA DE SAI BABA

EL CAMINO DE LA AUTOREALIZACIÓN Y

LA LIBERACIÓN EN NUESTRA ERA

DIVINOS DISCURSOS

Bhagavan Sri Sathya Sai Baba

Prashanti Nilayan

Compilado y editado por Al Drucker

CAPÍTULO XXVII. BONDAD Y COMPASIÓN SON EL SELLO DE UN SER HUMANO VERDADERO

Amen a todos. No guarden enemistad u odio hacia ningún ser. La divinidad reside plenamente en el corazón de cada ser. Esta es la enseñanza fundamental del Gita.

Encarnaciones del amor:

Cuando odian a alguien, es realmente a Dios a quien están odiando, porque Dios mora en cada ser. Cuando critican o reprenden a alguien, es al mismo Señor a quien adoran a quien están criticando o difamando. Ese mismo Señor es el residente de todos los corazones. Estar conscientes de la esencia divina de cada ser es la base de la enseñanza sobre la fraternidad universal que aparecen en las escrituras de la India, desde tiempos remotos.

El Ser es Uno. Es el alma del todo

El Gita proclama que la divinidad está presente en todas partes y en toda persona; es el Dios todo-penetrante. Empero, el Gita declara que hay un nivel aún más alto que éste. Asevera que Dios no sólo está presente en todas partes, sino que la verdad intrínseca que subyace al 'yo', cuando se refieren a ustedes mismos, es su ser inmortal, su más alto yo, es uno y el mismo que Dios. Y ese alto yo en ustedes es el mismo alto yo en cada persona. Es el atma, que es una con la divinidad. En esencia, ustedes, los demás y todas las cosas son Dios.

Por lo tanto, además de enseñar la unidad de todo en Dios, expresada en la hermandad universal, el Gita también enseña la unidad del atma, el único ser que hay en todo. El Gita señala que el atma -que es su yo verdadero- existe como el único ser en los demás seres humanos, en los animales y aves, así como en todos los demás seres. Como el Gita los conmina a ver la felicidad y la desdicha de igual manera, también los lleva a reconocer el atma única que existe por igual en todos los seres, sean humanos, animales o plantas.

Tienen que estar convencidos de que, desde las criaturas microscópicas y los insectos hasta el creador, la misma divinidad lo permea todo. Por eso un gran poeta, con ardiente devoción, rezó así:

"Oh Señor, has morado en la hormiga, así como en el Creador. Viniste como Krsna y Rama. Pero en verdad, moras en todas las formas. Te veo en todas partes, en cada ser que encuentro."

Sintonía entre pensamiento, palabra y obra

Hoy, la naturaleza humana es tal que cuando ven hormigas y cucarachas, no les importa matarlas. Al mismo tiempo, cuando entran en el templo y ven la imagen de una de las formas de Dios, le rinden culto. Actúan de modo diferente en ambas situaciones, incluso sabiendo y profesando que Dios está presente en todo lugar. Decir una cosa y hacer otra es una enfermedad común de la humanidad actual. Por ello, en lugar de alcanzar el estatus de un mahatma o un ser divino, la gente de hoy no rebasa apenas su naturaleza más básica. El Gita enseña la verdad en acción, que es armonizar pensamiento, palabra y obra. Es el verdadero sello de un ser humano. Es la forma en que manifiestan su naturaleza divina cada día.

Incrementen su fe y vean la misma divinidad existente en cada ser. Expandan su amor, que es la verdadera esencia de su naturaleza divina y de la naturaleza divina de todos los seres vivos. Miren a toda persona con amor y compasión. A menos que asuman esta actitud para con los demás, todos sus ejercicios espirituales se habrán desperdiciado. Adorar a Dios y lastimar a sus iguales jamás los llevará a su meta. El Gita enseña que el hombre mismo es Dios y Dios es el hombre. La unidad hombre-Dios ha sido reiteradamente subrayada en el Gita. "Sólo el que trata a todos por igual es un verdadero ser humano", proclamó Krsna.

Sea cual fuere la educación que hayan recibido, si no son conmiserativos, toda su escolaridad y logros no servirán de nada. La bondad hacia todos los seres vivos es una de las principales virtudes de un ser humano. Deben de usar su discernimiento para desarrollar bondad y aplicarla en su vida diaria. La bondad hacia los seres vivos consiste en ver dónde hay gente y seres vivos en desgracia para ir a su rescate. Tienen que esforzarse para reducir su dolor, su pena y su desgracia. No tiene ningún caso repetir "amor, amor, amor" un sinnúmero de veces. Tienen que actuar con amor y bondad en todo lo que hacen. La bondad debe de ser parte integral de su vida. Entiendan que bondad es la misma cosa que divinidad. Tengan por cierto que el corazón que alberga bondad es el templo de Dios.

La bondad es el sello distintivo de un ser humano verdadero

El hombre ha incurrido en una serie de debilidades. Como resultado, pierden su bondad innata y se tornan crueles. Se comportan más como animales salvajes que viven en la selva. Mas no es ciertamente la verdadera naturaleza del ser humano. Es exactamente lo opuesto a lo humano. El término de humano, humanidad denota bondad. De todas las flores de la devoción, Dios acepta la flor de la bondad humana con su máximo amor. Ofrecer flores ordinarias y adorar a Dios con pensamientos ordinarios y sus correspondientes intenciones, no evoca el amor de Dios. Esto no lo complace, y no acepta tales ofrecimientos. ¿Qué ofrecimientos acepta Dios? ¿Qué es lo que aprecia? Aceptará las flores de la bondad humana, las flores del amor, la compasión que germina en el corazón.

¿Cómo expresar este sentimiento de bondad? No basta con hacer bien. Tienen que transformar su corazón. La fe tiene que crecer. Tienen que creer profundamente en la omnipresencia de Dios. Deben de tener la convicción de que el mismo Dios mora en todo corazón. Entonces podrán identificarse con el dolor y la pena de los demás. Escuchen la siguiente historia.

Había una pareja que vivía en una aldea y tenía una niña. Era una familia de tres. No era familia acomodada, de hecho, eran muy pobres. Mas, pobres como eran, la familia decidió darle buena educación a su hija. En su aldea no había escuela, así que tuvieron que enviar a la chica al pueblo vecino. Ella tenía que atravesar un bosque todos los días para llegar a la escuela. Esto puede asustar a los citadinos, pero a la gente de campo no le preocupa pues es parte de su vida. De manera que la niña pasaba su tiempo yendo a escuela en el otro pueblo, estudiando allá y regresando a casa al cerrar la tarde.

La niña que rebozaba bondad

A lo largo del camino, se edificó un albergue en medio del bosque para descanso de los viajantes. Al pasar por ahí un día, la niña encontró un anciano en el albergue. Parecía estar sufriendo de algo. La chica se dio cuenta de que el hombre no podría alcanzar el siguiente pueblo para obtener ayuda médica y protección. Su cuerpo languidecía por la falta de alimento y la chica vio que su estado no era nada bueno. Ella siempre llevaba comida para ella y a partir de ese día, le entregó su comida al enfermo, que permaneció acostado en el albergue. Cada día, en su camino a la escuela, ella dejaba la comida, y en la tarde, de regreso a casa, pasaba a recoger el recipiente vacío. Tras diez días de ocuparse del hombre, éste recuperó algo de fuerzas.

Un día, camino a casa, tomando las manos de la pequeña, el anciano le preguntó: "Cara niña, me has estado alimentando todos los días. Dime de dónde sacas la comida. ¿Tus padres saben acaso que me la estás entregando o acaso la tomas a hurtadillas de ellos? ¿Se trata acaso de tu refrigerio escolar y en lugar de comerlo me lo estás dando? Dime qué estás haciendo; por favor responde mi pregunta." La niña respondió: "Honorable señor, a mí me educaron en el sentido de tomar todo con permiso, y le puedo asegurar que mis padres saben que le entrego la comida. Mi familia es muy pobre, casi no tenemos dinero, pero nos alcanza para comer y dar a los necesitados. Así que vengo trayéndole comida de mi familia especialmente para usted."

El hombre todavía preguntó: "Pero si tienen tan poquito dinero, ¿cómo logran adquirir esta comida?" Ella respondió: "Más adelante en el bosque hay un árbol frutal. Cuando paso por ahí, cosecho unas frutas y las vendo antes de ir a la escuela. Con el dinerito, compro alimento. Al día siguiente, lo preparo y se lo traigo." El anciano se admira del sacrificio, inteligencia y honestidad de la chica. Y siguió inquiriendo: "¿De dónde sacaste una mente tan noble?" Ella aclaró: "Todo el bien que hay en mí lo recibí de la manera en que me educaron mis padres. Hasta donde yo recuerdo, mis padres siempre me han dicho que hay que compartir lo que tenemos y servir a los demás.

Cuadro de texto: 4Nosotros somos pobres, pero siempre tratamos de ayudar a los demás, y es para nosotros una bendición el poder ser de ayuda a otros. Nos llena de satisfacción." Así habló la niña de su familia; después partió para su casa. Poco a poco el hombre recuperó su salud y pudo caminar a la aldea donde vivía la familia de la niña. ¿Cuál fue el resultado de las buenas acciones que la niña tuvo para con el anciano enfermo? El hombre le contó a la familia cómo le había rezado a Dios "Oh, Señor, dale salud y prosperidad a los padres de esta niña. Estando enfermo y desvalido, no podía ser de utilidad al mundo. Ahora me siento mejor y puedo ayudar a otros. Te ruego con el corazón henchido de gratitud que bendigas a esta familia". Compartió con ellos su oración a Dios para que bendijese a las buenas familias que ayudan a los necesitados. Y partió.

Dios derrama su gracia en los buenos

Sea lo que fuere que la niña hizo de bueno, lo hizo sin esperar recompensa. Sin esperar ningún fruto de sus acciones, ella sirvió al enfermo todos los días. Ahora Dios derramaría su benevolente gracia sobre ella. Una tarde, el Señor vino a casa de su familia con un cofre lleno de oro, y preguntó: "¿Esta es la casa de la chica que dio de comer y beber a quien había caído en desgracia?" El Señor continuó: "Fui yo quien asumió la forma de aquel hombre enfermo que languidecía en el albergue, hasta que su hijita llegó a cuidarme. Ahora les dejo este presente para que la chica pueda recibir una buena educación. Viví en el albergue por diez días para poner a prueba a la niña. Su corazón es muy santo y puro, lleno de bondad. Su corazón es mi morada y mi templo".

Entregó el cofre a los padres instándolos a que aseguraran un futuro dichoso y próspero para su hija. Los padres no se pusieron eufóricos al recibir tanta riqueza. Cayeron a los pies del ser divino que los había bendecido con su visita. Le dijeron así: "Señor, nosotros no tenemos necesidad de tanta riqueza. Tener más riqueza de la necesaria es dañino; puede acabar con la paz mental. Puede aumentar ego y hacer que uno se olvide de Dios. No queremos mucha riqueza".

Bendiciéndolos, el divino visitante desapareció, dejándoles el tesoro. Este hombre no era meramente un gran hombre. Los familiares lo reconocieron como el mismo Señor. No utilizando el dinero para sí mismos, lo empeñaron a favor de toda su comunidad. Y les pidieron comportarse bajo la creencia de que Dios está plenamente presente en cada ser. Mostraron a través de sus propias vidas cómo alcanzar a Dios, dando cariño y manifestando compasión y bondad a todos los seres carentes.

No estrechen su visión de Dios, pensando que sólo está presente en cierto lugar. Tienen que experimentar a Dios en todo lugar. ¿Cómo podrán cultivar tal emoción? Dios existe tanto dentro como fuera. Si solo existiese adentro, bastaría con tener pureza interior. Mas, como existe afuera también, se requiere asimismo pureza exterior. Por lo tanto, dado que Dios existe dentro y fuera, necesitan alcanzar pureza tanto interior como exterior. Sólo entonces podrán tener plena conciencia de la omnipresencia de Dios.


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Pureza interna y externa

¿Qué significa pureza externa? Desde luego que pureza externa significa mantener el cuerpo pulcro y usar ropa limpia. Pero implica mucho más que eso. Tienen que mantener limpio el lugar que habitan. Los libros que leen deben de mantenerse prolijos, sin mácula. Sea su cuerpo o su mente, no deben dejar que se acumule la mugre ni las malas cualidades. La afirmación que sugiere tomar baño todos los días significa que debe desecharse toda impureza que haya en el cuerpo o la mente. Donde hay suciedad, puede haber gérmenes que traigan enfermedad. Por lo tanto, no permitan que quede ninguna impureza en ustedes.

Todos los días en la mañana, tienen que cepillarse los dientes y limpiar su lengua. Que no queden impurezas en la entrada. Donde quiera que haya agua al aire libre, pueden proliferar mosquitos, lombrices y bacterias indeseables. Del mismo modo, donde quiera que exista suciedad en el cuerpo, se pueden acumular todos estos gérmenes e insectos. Y no sólo eso, tienen que mantener limpio el entorno de su casa. Hay un dicho que reza: "Por la casa conocerán al residente"; en otras palabras, la limpieza de la casa es un reflejo de la limpieza de sus moradores. Es preciso ser limpios por su propio bien. Sea la casa o su entorno, si el lugar se mantiene limpio, estarán contentos. Deben de mantenerse limpios ustedes y su entorno para gozar de buena salud. Si tienen buena salud, tendrán felicidad.

Puede ser que solamente tengan dos cambios de ropa, pero al usar uno deben asegurarse de que el otro se lave. Luego usarán el limpio y lavarán el primer cambio. De hecho, ni siquiera necesitan dos cambios de ropa; pueden usar uno todos los días, cuidando de mantenerlo limpio. Lo que sea que tengan, deben de mantenerlo limpio; no permitan que se ensucie. Sin embargo, limpiar lo externo, lavar la ropa mientras su corazón está impuro no servirá de gran cosa. Deben de esforzarse para mantener la pureza interior también. Para ello, deberán de conservar santos sus pensamientos y sentimientos. Que sus pensamientos vayan en el sentido de servir a los demás. No permitan que los celos y el odio entren en ustedes. Cultiven siempre en ustedes sentimientos alegres.

No necesitan preocuparse más allá de lo necesario por asuntos ajenos. Solamente piensen siempre bien de los demás. En este sentido, las antiguas enseñanzas aseveran: "Que todo el mundo esté feliz". Fomentar la dicha y el bienestar universal es la base de la enseñanza espiritual y el objetivo de practicarla. Por lo tanto, el sagrado nombre, deben de contemplar a Dios de continuo para purificar su corazón. Sólo cuando se esmeren en mantener su pureza exterior e interior podrán evitar los pensamientos impuros y los defectos dañinos como los celos y el odio.

Conquisten a sus enemigos internos

Prahlada, aquel gran devoto del Señor afirmó que sólo cuando se conquistan los enemigos internos, el individuo se vuelve realmente grande. Él dijo así a su padre, el rey demonio: "Por ahora sólo eres un rey, pero si puedes vencer a los enemigos internos que te han invadido, podrás llegar a ser un gran emperador". Estos enemigos internos -el odio, la avaricia, la soberbia y los celos- crean la ilusión que asola a los humanos. No deben jamás de permitir que estos enemigos entren en su corazón. Si los mantienen fuera de ustedes, estarán libres de dificultades y problemas. Para lograrlo, deberán permanecer incólumes ante la dicha, así como ante la pena, ante la ganancia como ante la pérdida, ante el frío, así como ante el calor. Cuando alcancen tal ecuanimidad, dichos enemigos internos no los podrán tocar.

Pero será difícil tratar la dicha y la pena, la desdicha y la felicidad con igual talante, a menos que estén firmemente establecidas en la creencia de que Dios mora en todo corazón. Cuando lo puedan reconocer, entonces podrán conquistar todos los pares de opuestos y éstos no volverán a afectar su ecuanimidad. Estarán sumergidos en la gracia divina y, sin importar cuán desfavorable pueda ser su destino, su látigo ya no podrá tocarlos.

Cuando estén firmemente convencidos que la misma divinidad existe en cada corazón, toda dificultad podrá ser superada. Cuando crean totalmente en la divinidad interna, todas y cada una de las cosas se vuelven suyas. La fe es la clave. Es la raíz de la vida espiritual. Reparen en ello. Esa es su meta. Si necesitan derribar un árbol, no es preciso que corten primero sus ramas y hojas. Corten el tronco y todo el árbol se vendrá abajo. Una vez que se establezcan firmemente en la divinidad, todo estará bajo su control. Para lograrlo, tienen que cultivar la compasión por todas las criaturas, hasta que su preocupación por el bienestar de todos esté presente en todas las acciones de su vida. También deben de cultivar la pureza interna y la externa, manteniendo el cuerpo y la mente refulgentemente limpios. Sólo entonces podrán reconocer la divinidad eternamente presente en todas partes.

Necesitan percatarse de que cuando le rezan a Dios y le ofrecen obediencia, se trata del mismo Dios que mora en cada corazón. Así que no critiquen a los demás. Convénzanse de que cada crítica que dirijan a otra persona, le llegará directo a Dios, el residente de su corazón.

Los dos márgenes del río de la vida

Se puede comparar la vida con un río. Si dejan que el río de la vida siga su curso sin revisión ni fronteras, podrá destruir muchos poblados. Tienen que tomar todas las medidas posibles para que el río permanezca dentro de su cauce hasta alcanzar el océano. Solamente el océano puede abarcar al río y absorberlo. ¿Cómo hacer para que el río de la vida alcance el océano? El Gita afirma que deben de construir dos barreras. Así, podrá avanzar con seguridad hasta el océano.

¿Cuáles son las dos barreras del río de la vida? Los han descrito como dos poderosos mantras. De un lado hay un mantra que dice:

El que duda, perecerá.

Del otro lado, hay un mantra que reza:

Quien tiene fe, obtendrá la sabiduría.

gita baba capítulo xxvii. bondad compasión sello humano verdaderoLas dos barreras del río de la vida tienen que ver con la renunciación a la duda y el florecimiento de la fe. Cuando estas dos barreras encauzan su vida, alcanzan su meta y se funden en el océano. Esta enseñanza profesada por Krsna constituye la esencia de la devoción. Les permite alcanzar el océano de infinita gracia.

Los tres principios que conducen a la meta divina

Krsna afirmó: "Hijo, el océano de la divina gracia es la meta de la humanidad. Es la meta ulterior de la vida. No lo olviden. No crean en el mundo y no le teman a la muerte; pero recuerden siempre la divinidad que es el único motivo por el que nacieron. He aquí los tres principios que les entrego:

Nunca se olviden de Dios.
Nunca crean en el mundo.
Nunca teman a la muerte.

Tómenlos e imprímanlos en su corazón. Recuérdenlos siempre, porque ellos santificarán su vida y los traerán a mí."


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