Revista Espiritualidad

El gita de sai baba - capítuloii. entrega: transformación de hombre a dios

Por El Despertar Sai @ELDESPERTARSAI

EL GITA DE SAI BABA

EL CAMINO DE LA AUTOREALIZACIÓN Y

LA LIBERACIÓN EN NUESTRA ERA

DIVINOS DISCURSOS

Bhagavan Sri Sathya Sai Baba

Prashanti Nilayan

Compilado y editado por Al Drucker

CAPÍTULO II. ENTREGA: TRANSFORMACIÓN DE HOMBRE A DIOS

Krsna declaró en El Gita: "Si te entregas por completo y te refugias en mí, Yo te protegeré. Redimiré tus pecados y te llevaré a la auto realización". Conserven dicha aseveración en su corazón como un tesoro. Sigan con firmeza el camino de la entrega y el Señor verá por ustedes y los llevará hasta Él.

Encarnaciones del amor:

El poder de Dios es inconmensurable, ilimitado. La vasta diversidad que ven cuando contemplan el universo es resultado del poder ilusorio de Dios. El universo físico, visible a sus ojos humanos, es una minúscula parte del infinito poder del Señor. Todos los mundos podrían ser cubiertos por apenas la punta de su pie. Resulta imposible comprender su grandeza. Su éter satura el universo entero, tanto el denso como el sutil. No hay lugar donde Él no exista.

El Universo

El universo es el cuerpo de Dios. Dios tomó cuerpo en su creación. Para poder comenzar a comprender el principio divino sobre el que descansa el universo, considera la inmensidad de su tamaño. La luna está a cientos de miles de kilómetros de la tierra. El sol se encuentra a varias decenas de millones de kilómetros. Incluso la estrella más cercana yace a cientos de billones de kilómetros de distancia; y en los confines más distantes del universo visible, hay estrellas billones de veces más lejanas aún. Todo lo que constituye el universo físico, que a nuestra limitada vista es casi infinito, no es más que una porción del universo sutil. Comparado con el universo sutil, el inmenso universo físico no resulta mayor que un átomo.

El universo sutil, tan indescriptiblemente inmenso en comparación con el físico, es una partícula microscópica de un universo infinitamente mayor, conocido como universo causal. Se lo conoce como universo causal porque es precisamente de este aspecto sutil que todos los mundos más densos emergen. Los tres mundos: físico, sutil (mental) y causal, son tan inmensos que la mente humana jamás podría concebirlos ni describirlos en palabras, afirman las escrituras. Están allende la imaginación, allende los alcances de la mente. Sin embargo, todavía más lejos, trascendiendo los mundos denso, sutil y causal, yace el principio divino: la causa última de todo.


El camino de la devoción

Dios mora más allá de lo denso, lo sutil y lo causal. Empero, como Señor del universo gobierna sobre ellos. Dios es rector del tiempo pasado, presente y futuro. Los seres humanos recibieron capacidades limitadas y les cuesta trabajo entender este principio divino. Por lo mismo, el camino más sencillo para el hombre es el de la devoción. Fue lo que Krsna le enseñó a Arjuna, describiéndolo en tres etapas.

·   Lo primero y fundamental es: Trabajar para Dios. Puede ser que no lo sepan, pero cada minúsculo trabajo que realicen ya está siendo para Dios. Él es el regente supremo de este mundo y todo lo que hay en él le pertenece. Si ya lo saben, ofrézcanle conscientemente cada una de sus acciones. Dedíquenle todos sus afanes y permanezcan conscientes de que Dios no está fuera de ustedes.

·   El segundo paso es: Hacer las cosas exclusivamente por Dios. Hasta ahora sólo han pensado en ustedes. ¿Pero quiénes son? ¿Quién es el yo con el que se refieren a ustedes mismos? Krsna afirmó: "Soy Yo el que resplandece en ti." La palabra 'yo' no pertenece a su cuerpo, ni al de Krsna. El Yo emana del más alto Yo, del ser inmortal, del atora. Tal yo no debe de equipararse al cuerpo ni a la mente, ni siquiera a la intuición ni a ningún otro aspecto individual, pues trasciende el yo personal y limitado. El Yo pertenece al ilimitado e impersonal ámbito del ser, el ser divino, que es el verdadero Yo de todos.

El yo personal, limitado, al llamarse a sí mismo de 'yo' se asocia a lo universal. Pero el yo personal no es el yo real, sino apenas un reflejo del uno inmortal, del Yo divino. Lo que fuere que hayan estado haciendo, ha sido exclusivamente para satisfacción del Yo divino. Al no tomar conciencia de esta sagrada verdad, se han dejado apresar y engañar por la ilusión. Krsna le indicó aArjuna: "Lo que sea que hagas, hazlo para mi satisfacción; hazlo por mí. Despliega tu actividad para mí. Sé mi agente." El 'mi' o yo del que habla Krsna no es un Dios exterior a ustedes. Se refiere al atora, a su Yo divino. Lo que sea que hagan, realícenlo exclusivamente en función de Dios, que no es sino su Yo más elevado.

·   El tercer paso es: Dedicarse por entero a Dios. Entiendan el secreto profundo de dicha consigna. La devoción es la expresión del amor, y la emoción que ustedes llaman amor emana de Dios, que es su más alto Yo. El amor proviene de Dios y se dirige a Dios.

El amor nada tiene que ver con sentimientos mundanos y seglares. Amor - que es otra palabra para designar devoción- es el nombre de su más alto Yo. El principio del amor que emana del centro de su corazón debe de impregnar cada una de sus acciones, palabras y pensamientos. Ello ocurrirá cuando sepan que todo lo que hacen, dicen y piensan ocurre exclusivamente para la satisfacción de Dios.


Su Yo supremo es Dios

Durante la vigilia pueden pensar que están haciendo las cosas en función de su mente y su cuerpo. Mas en el sueño profundo no tienen conciencia de su cuerpo ni de su mente. ¿Quién es el que disfruta el esparcimiento de su descanso? Ustedes mismos. Dormir, alimentarse, todas las actividades de su vida diaria, las realizan para ustedes mismos. Pueden creer que las hacen por su yo personal, al cual conciben como separado de Dios, pero el yo con el que se denominan a ustedes mismos surge de su Yo supremo, que no es distinto de Dios. Lo que hagan por amor a ustedes mismos toca su Yo supremo y, por tanto, toca a Dios. De manera que deben de tomar conciencia de que sea cual fuere la acción que realicen, buena o mala, ciertamente tocará a Dios. La devoción implica santificar todas sus acciones, dedicándolas exclusivamente a Dios.

En las antiguas escrituras se relata una conversación en la que un sabio le explicaba su profundo significado a su mujer, diciéndole así: "Para quién me estás amando? Si analizas tu intención más profunda, te darás cuenta de que es para ti misma. Una esposa no ama a su marido por él, sino por ella misma, y ese yo es su Yo real, su Yo supremo. Puedes pensar que la madre ama a su hijo por el hijo, mas no es así. Es para sí misma que lo ama. De nuevo, lo hace por su Yo supremo. Pensarás que el maestro ama al estudiante por el estudiante, pero la realidad es que lo ama por sí mismo. De igual manera, el devoto no ama a Dios en aras de Dios, lo ama por sí mismo."

Cuando el devoto experimenta la honda satisfacción de amar a Dios, piensa que es su yo personal quien experimenta esta dicha. Entonces su amor por Dios se tiñe de egoísmo. El amor de Dios por el devoto es totalmente distinto. Carece de egoísmo; es sólo en función del devoto. Aquí yace una verdad oculta que se observa en toda práctica espiritual. Dios carece del sentido de individualidad o separación. Él no percibe unas cosas como suyas y otras como no suyas. Cuando existe el sentido de diferenciación e individualidad existe, entran en juego el egoísmo y el sentido del yo individual y del "mío". Pero Dios no se limita a una sola forma particular. En Él no entra el sentido de separación entre "lo mío" y "lo tuyo". Él carece de egoísmo. Las tres consignas: "Trabaja para Dios.... Hazlo exclusivamente por Dios... y Dedícate por entero a Dios..." son para su bien. No son para beneficio de Dios sino para el suyo. Están encaminadas a ayudarlos a realizar su verdadero yo, eliminando toda traza de egoísmo y separación que pudieran enturbiar la verdad e impedirles hacerse uno con Él.

El poder ilimitado de Dios

Si quieren un poco de aire, pueden agitar un abanico para que les eche aire. Entretanto, al formarse un poderoso ciclón, observan olas inmensas azotando contra la playa, e incluso arrancando árboles. El viento que echa un abanico es muy limitado, pero el poder de Dios es colosal; ilimitado. Consideren otros ejemplos. Al extraer agua de un pozo, sólo pueden sacar una poca. Pero en un chubasco el caudal que se junta forma ríos. El primer caso trata del limitado poder humano; el segundo, del ilimitado poder de Dios.

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Ahora bien, cuando requieren de luz en casa, encienden una vela o conectan una lámpara. Al amanecer, sin embargo, la ciudad y el bosque entero se bañan de luz al despuntar el sol. La luz de su lamparita resulta tenue comparada con el brillo del sol destellando sobre la inmensidad. Así es el ilimitado poder de Dios frente al limitado poder humano. ¿Cómo podrían alcanzar el ilimitado poder de Dios? ¿Cómo puede la limitada capacidad humana transformarse en ilimitada capacidad divina? El secreto es: la entrega.

El Señor declaró en el Gita: "Destruiré tus pecados y te elevaré al nivel de mi supremacía." ¿Cómo puede ello suceder? El mundo físico que perciben con su ojo humano no es sino el aspecto denso del universo. Cuando lo denso asume forma sutil en la mente, vislumbran el universo sutil. Y cuando lo mental toma una forma aún más sutil en el corazón, se despliega ante ustedes el universo causal. El Señor infinito está más allá de ello. Es lo mayor de lo mayor, pero puede tomar la forma más pequeña entre las pequeñas, e instalarse en el corazón del devoto, en su insondable aspecto causal. Lo maravilloso es que el vasto e ilimitado poder de Dios pueda hacerse prisionero del corazón del devoto. Lo ilustro con la siguiente historia.

El devoto es mayor que Dios

En una ocasión, Narada se allegó a la presencia del Señor. El Señor le preguntó "Narada, ¿en tus viajes por todo el mundo, has acaso descubierto el secreto medular del universo? ¿Has podido descubrir el misterio que subyace al mundo? Por doquiera que mires, sólo encontrarás los cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter. ¿Cuál crees que ocupe el primer lugar? De todo lo que se ve en el universo, ¿qué elemento es el más importante?"

Narada pensó un momento y al poco respondió: "Señor, de todos los elementos, el denso -la tierra- es el mayor y más importante". El Señor entonces retrucó: "¿Cómo puede la tierra ser el mayor elemento, si tres cuartas parte de ella están cubiertas de agua, y sólo una cuarta parte es tierra firme? A la inmensidad de la tierra se la está tragando el agua. ¿Qué es mayor, lo que es tragado o lo que se lo traga?" Narada concedió que el agua tenía que ser mayor porque se había tragado a la tierra.

El Señor continuó su cuestionamiento: "Pero, Narada, reza una leyenda que los demonios escondieron las aguas, y a fin de encontrarlas, un gran sabio se bebió toda el agua del océano de un solo trago. ¿Quién crees que sea mayor, el sabio o el océano?" Narada tuvo que admitir que el sabio ciertamente era mayor que el agua que se había bebido. "Pero -continuó el Señor- se dice que cuando el sabio abandonó su cuerpo, se convirtió en una estrella del firmamento. El sabio es hoy una pequeña luz en la vasta extensión del cielo. Entonces, ¿qué crees que sea mayor, el sabio o el cielo?" Narada replicó: "El cielo es seguramente mayor que el sabio, Swami", a lo que el Señor agregó: "Sin embargo, sabemos que en una ocasión el Señor vino como avatar y encarnó en cuerpo de enano, pero se expandió tanto que pudo cubrir tanto la tierra como el cielo con tan solo uno de sus pies. ¿Qué crees que sea mayor el pie de Dios o el cielo?" "Narada respondió "el pie de Dios es sin duda mayor", a lo que el Señor volvió a preguntar: "Si el pie de Dios es tan grande, ¿qué me dices de su forma infinita?"

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Narada concluyó entonces: "Sí, el Señor es lo mayor que existe. Es infinito e inconmensurable. En ninguno de los mundos existe nada mayor que Él." Pero el Señor le tenía una pregunta más: "¿Qué piensas del devoto que ha logrado aprisionar el infinito dentro de su corazón? Dime, Narada, ¿quién es mayor, el devoto que ha aprisionado a Dios dentro de sí o el Señor que ha sido aprisionado por el devoto?" Narada tuvo que admitir que el devoto era mayor que Dios, y por lo tanto en el rango de importancia ocupaba mayor lugar, rebasando incluso a Dios.

Pueden dominar a Dios con el poder del amor

La capacidad de dominar a Dios está al alcance de cualquier devoto. Por inmensa y poderosa que sea una cosa; por magna que sea, si es dominada por otra entidad, dicha entidad tiene que ser más poderosa. El asombroso poder de Dios es dominado por el poder del amor, por consiguiente, en el camino de la devoción, puedes dominar al Señor y mantenerlo atado a tu corazón.

Si toman una gota de agua del océano y la colocan en la palma de su mano, parecerá sumamente pequeña. Pero si la colocan en el mar, se volverá parte del infinito océano. Si unen su pequeñez humana al vasto poder de Dios, se volverán infinitos y poderosos; se vuelves uno con Él. Dicen las escrituras: "Quien conoce a Dios, en verdad se vuelve Dios." Es decir, el mismo proceso de llegar a conocer a Dios, los va fundiendo en uno solo con Él. El proceso que los va uniendo y haciendo uno con Dios se llama: camino de la devoción.

Desafortunadamente, mucha gente opta hoy en día por ni siquiera reconocer a Dios. En cambio, prefieren apoyarse exclusivamente en sus fuerzas limitadas y sentirse deslumbrados sólo por el logro humano. Son capaces de inclinarse ante una autoridad municipal o caravanear a un funcionario, pero se rehúsan a mostrar humildad y obediencia ante el ser cósmico todopoderoso, rector del universo. Dios, origen y causa de todo lo visible y lo invisible, es ignorado. Lo que ocasiona esta triste postura es que muy pocos han llegado a comprender la verdad que subyace al universo manifiesto. Si pudieran percatarse de que las cosas son apenas un reflejo de la divinidad, no seguirían el camino equivocado.

Teniendo el árbol de los deseos en su patio, ¿para qué buscar las frutas en el bosque? Si tienen la vaca de la abundancia en casa, ¿para qué ir a traer leche del mercado? Si reconocieran los ilimitados beneficios de poseer la vaca de la abundancia, jamás se tomarían la molestia de buscar lo que necesitan en otra parte. Las mentes pequeñas ven grande incluso lo que es chico. La gente obtiene lo que merece: si piensan en chiquito, se vuelven chiquitos. Los pensamientos pequeños forjan naturalezas pequeñas. Les atraen las cosas menudas porque tienen una idea muy limitada de su poder. Sin embargo, su poder es ilimitado.

De la dualidad a la no dualidad

Se quedan chiquitos cuando se identifican con el cuerpo, cuando dicen "soy el cuerpo". Este pensamiento los mantiene en un estado de pequeñez. Expandan la visión de "soy el cuerpo"

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a "soy el alma, soy la chispa divina." Elévense así desde la etapa dualista a la etapa intermedia del dualismo calificado. A partir de ahí tienen todavía que pasar de: "soy el alma, soy parte de la divinidad" a "soy la divinidad misma; no soy diferente de Dios; Dios y yo somos uno." El nivel ulterior corresponde al máximo nivel espiritual alcanzable: el de la completa no dualidad. Así pues, comienzan por la sensación de que son el cuerpo: es el dualismo duro, el origen de toda aflicción. Mientras permanezcan sumidos en la dualidad, no cosecharán más que aflicción y congoja. Si se identifican con su ser supremo, todo se volverá dicha y alegría para ustedes.

Deben de elevar su pensamiento e identificarse con su ser más elevado, dejando atrás la identificación con el cuerpo. Esta es la actitud correcta en la adoración. 'Adoración' en sánscrito se dice upasana, que significa sentarse a la vera de Dios. Mas no basta sentarse a su lado y quedarse cerca. La rana se sienta sobre el loto mas ¿acaso se beneficia de su néctar? No tiene ningún caso estar solamente cerca del Señor, deben de serle caros, y degustar esa miel.

Sus vecinos viven cerca de ustedes, sin embargo, los problemas y dificultades de aquéllos no los afectan demasiado. Empero, si su marido o hijos están a medio mundo de distancia y no reciben carta de ellos durante una sola semana, ya comienzan a preocuparse. El cuerpo está lejos, pero el amor mutuo los torna cercanos y caros. Su relación con los vecinos no está revestida de la misma carga, por cerca de ustedes que se encuentren. He aquí otro ejemplo: puede que en una casa haya hormigas y ratones crepitando por doquier. ¿Los consideras acaso tus amigos? Además de la cercanía debe de haber cariño. Debe de desarrollarse un profundo sentimiento de amor en la relación. Deben de estar cerca y serle caros a Dios.

Cercano y caro

¿Qué beneficio obtienen al estar cerca y serle caros? Si se sientan cerca de una lámpara obtienen su luz. Ayudados por la luz pueden llevar a cabo algunas tareas, por la noche. Si se sientan bajo un ventilador, les llegará una fresca brisa que despejará el calor que los sofocaba. Durante la estación fría del año, sentarse junto a la hoguera los protegerá del frío que los entumía. En ambos casos, una cualidad toma el lugar de la otra.

De igual modo, cuando estén cerca del Señor y le sean caros, recibirán su amor. Sus malas cualidades pronto desaparecerán y en su lugar brillarán las buenas cualidades de Dios. Desarrollen su amor para estar más y más cerca, y ser cada vez más caros a Él. La mejor manera de acercarse es recordarlo en todo lo que ven, dicen o hacen. Piensen sólo en Dios y en cómo estar más cerca y volverse más caros a Él.

En el camino de la devoción no basta amar a Dios; deben de involucrarse en actividades que lo complazcan, para que el amor de ustedes irradie, y a la vez sientan el amor de Dios por ustedes. Hay una serie de características que el devoto debe desarrollar para hacerse caro al Señor. Enfrenten la crítica y el elogio, el calor y el frío, la ganancia y la perdida, la alegría y la pena, el honor y el deshonor...o cualquier otro par de opuestos-, con igual actitud. No

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se desanimen cuando los critiquen; ni se regocijen cuando los elogien. No se exalten cuando haya lucro, ni se acongojen cuando los desfalquen. Enfrenten el frío y el calor de igual ánimo, ya que ambos pueden representar un motivo de alegría.

En invierno la gente prefiere la ropa calientita y busca el calor de una hoguera para resguardarse del frío. Pero en verano prefieren la ropa delgada, y agradecen si hace fresco. A veces el calor los hace felices; en otras, es el frío. La manera como encaren ambos climas determinará su dicha o desdicha. Tanto el calor como el frío, la ganancia o la pérdida, y todos los pares de opuestos de la realidad, así como todo lo demás, tienen su utilidad. Cada cosa fue creada con un propósito, pero necesitan tomarlas de modo provechoso para su vida y para su nivel de conocimiento.

No muestren odio por ningún ser

Sería una locura poner una taza de oro en manos de un niño o una espada en manos de un demente. La taza de oro es muy valiosa y sólo debería de darse a quien aprecie su valor. Dicha persona sabría disfrutarla y darle el uso adecuado. Del mismo modo, quien conoce el valor de la devoción la usará para llenarse a sí mismo y colmar a otros de dicha. El amor auténtico jamás le causa problemas a nadie, ni hace que unos odien a otros. El duodécimo capítulo del Gita enumera las cualidades que se esperan de un devoto. Comienza así: "Que no haya animadversión hacia ningún ser en el mundo." Repetir "Señor, te amo; Señor, te amo..." como tarabillas, mientras les causan problemas a otros no es verdadera devoción.

Devienen amorosos y asiduos devotos cuando se rinden por completo y están dispuestos a acatar las órdenes del Señor. Por su orgullo y egoísmo, Arjuna se sintió desanimado, mas al escuchar al Señor, se rindió a sus pies diciendo: "Señor, tu discípulo soy. Enséñame tú lo que es bueno para mí. Me rindo por completo a tu voluntad." Hasta entonces la relación entre ellos había sido de cuñados, ya que Arjuna estaba casado con la hermana de Krsna. Pero al momento de pronunciar "Haré lo que digas; obedeceré tus órdenes", se convirtió en devoto. La transformación ocurrió en su mente, donde cambió la relación de cuñados por otra de discípulo ante el Señor su maestro. Dicha transformación mental es esencial en el devoto. No importa cuán cercanos hayan estado del Señor, mientras no se le rindan su devoción será estéril cuanto inútil.

Con tales principios en su mente, cumplan con su deber; mantengan su mente ecuánime, hagan bien su trabajo, y vean que sea pertinente a la ocasión. Los versos del Gita no tienen que ser memorizados sino puestos en práctica. Cuando comprendan perfectamente su significado y los practiquen diariamente, los contratiempos dejarán de asolarlos, y sus pesares desaparecerán.


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