Revista Opinión
EL GLADIADOR Y LA TANQUETA.
El hombre que defiende sus ideas hasta con su vida, siempre será libre.
El Gladiador era un hombre que se dedicaba a divertir a los demás en el circo romano pero muchas veces lo hacía en contra de su voluntad, muchos de ellos eran esclavos o prisioneros de guerra, aunque algunos eran hombres libres pero al ser ciudadanos romanos perdía sus derechos cívicos, el motivo para ellos combatir consistía en ganar algo de dinero, divertir al público o conseguir su libertad.
La tanqueta, es un tanque ligero de guerra que tiene ruedas en lugar de cintas articuladas para lograr mayor velocidad, maniobrada por un ser humano que sus sentimientos fueron abandonados y remplazados por el odio y la rabia hacia la persona que se le atraviese y, su único propósito es defender un sueldo más no su dignidad.
La escena del gladiador y la tanqueta se volvió algo común en el vivir de los venezolanos, donde algunos admiran al gladiador por su coraje y convicción, él que sin miedo se enfrenta a ese monstruo metálico que siendo un elemento inerte tiene la capacidad de acabar con la vida de quienes la desafían, teniendo por lógica un asesino oculto dentro de su vientre.
El gladiador y la tanqueta libran una guerra asimétrica donde el abuso de poder está ganando la partida, pero el amor por la libertad no permite que el gladiador deje de luchar por conseguir su valorable objetivo. Entre la sociedad venezolana hay quienes critican y califican al humilde y aguerrido gladiador como violento y desadaptado, hay quienes los valoran y le dan el puesto que se merecen dentro de una sociedad que sufre las consecuencias de un régimen opresor.
Pero la mayoría de los venezolanos no se han dado cuenta que dentro de cada uno de ellos existe un gladiador que se está enfrentando diariamente frente a esa tanqueta convertida en inflación, escasez y lo peor, es esa tanqueta llamada socialismo que al ser manejada por personas ambiciosas no le importa pasar sus ruedas de miseria por en cima del ciudadano que sólo busca un salario que logre cubrir sus necesidades y tener control sobre su propia voluntad, voluntad que se refleja en la economía que quiere tomar y en sus modo de pensar.
Es muy doloroso ver como gladiadores menores de edad han dejado su vida en un circo de asfalto, por defender su mejor ideología que es la libertad, esa libertad que le permite soñar y construir castillos de arena que se pueden convertir en un mármol firme y duradero, admiro a esos gladiadores que dejaron su joven vida en la arena, dejando lecciones que muy pocos logran aprender o defender.
La indiferencia y el miedo a la tanqueta, está logrando que la sociedad venezolana no logre salir del círculo donde los romanos disfrutaban dándole ese pan amargo que se tragaban los cristianos bajo sonrisas y malos sabores.
En tiempos de Juan Pablo II existió un gladiador que sin miedo expreso su sentir frente a Fidel Castro en la visita que hizo el papa a La Habana, ese gladiador fue el obispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice quien en su discurso dijo. “Le presento, además, a un número creciente de cubanos que han confundido la patria con un partido, la nación con el procesos históricos que hemos vivido en las últimas décadas, y la cultura con una ideología”
El hombre tiene que ser un gladiador que luche por su libertad y no un esclavo que complace al Emperador.
Luis F. Córdoba R. @lfcr81
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