La división y el enfrentamiento entre PSOE y Podemos, los dos socios del gobierno de Pedro Sánchez, es cada día más profunda y se agranda con la rivalidad entre ministros y las diferencias en torno a la reforma laboral. La España decente y trabajadora asiste asqueada al espectáculo, mientras que Europa y el resto del mundo libre continúan sorprendidos ante el bochornoso espectáculo de una España que, bajo ese gobierno comunistoide, forjado por un ególatra inepto llamado Pedro Sánchez, avanza hacia atrás y cada día es más pobre, problemática y débil.
Los ministros de Podemos están en franca rebeldía y la derogación de la reforma laboral que hizo el PP, prometida por los socialistas y recogida en el pacto de gobierno, parece ahora imposible y fractura aún más al Gobierno, que ha terminado sin acuerdo después de dos horas de reunión. PSOE y Podemos se han emplazado a seguir hablando, aunque la cuestión deja muy tocado al Gobierno. PSOE y Podemos ven «muy difícil» llegar a un acuerdo para desactivar la crisis de la reforma laboral. Las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz no se ponen de acuerdo, mientras la comunista deja a Calviño un recado amenazante: «Vamos a derogar la reforma laboral a pesar de las resistencias». Sánchez no ha podido mantenerse al margen y ha decidido retirar a Yolanda Díaz el mando único para derogar la reforma laboral.
Durante décadas, se ha utilizado el Ejército de Pancho Villa como modelo de desorganización y caos. Sin embargo, la verdad histórica es que la División del Norte, como se llamaba al ejército de los villistas, compuesta por gente del pueblo, rancheros, vaqueros, caporales y otros elementos de la población rural del norte de México, obtuvo grandes victorias y fue decisivo en la Revolución Mexicana.
De hecho, el ejercito villista sigue siendo el único que ha invadido el territorio de los Estados Unidos al atacar, en 1916, el pueblo estadounidense de Columbus.
El parecido entre el ejercito villista y la "troupe" gobernante de Pedro Sánchez se reduce a la desorganización y a la división porque los sanchistas pierden ante los villistas en todo lo demás: eficacia, valor, conexión con el pueblo, etc.
Para cualquier otro gobierno de Europa, la situación de enfrentamiento interno y de desastre que afronta el gobierno de Sánchez seria insostenible y le habría obligado a convocar nuevas elecciones hace mucho tiempo, pero Sánchez ha demostrado ser un ególatra empedernido, con tintes psicopáticos, capaz de aguantar las tormentas más terribles con tal de seguir siendo el presidente del gobierno de España, una resistencia desesperada y absurda que está causando daños terribles a la nación española, donde las quejas, las protestas y el rechazo al presidente no paran de crecer.
El gobierno está desprestigiado en España y en el mundo, aislado de los foros internacionales, devaluado en el seno de la Unión Europea y la OTAN, retrocediendo en su economía y con grandes focos de disensión y resistencia interna. Algunas regiones (autonomías) están en clara rebeldía, encabezadas por Madrid y Andalucía, dos territorios de gran importancia donde el socialismo sanchista ha sido derrotado electoralmente por la derecha y desplazado del poder.
Pero la resistencia a ultranza de Sánchez, cada día más atrincherado y rechazado, está destrozando a España, un país del que sus aliados no se fían y que retrocede en economía y cohesión, que se está endeudando de manera temeraria, que reparte sus recursos sin justicia ni equidad, beneficiando a sus aliados internos, que cobra impuestos desmesurados y aprueba leyes que hostigan y espantan a la empresa y que es incapaz de detener la decadencia fatal que envuelve a la hasta hace poco próspera y pujante España.
Francisco Rubiales
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