Revista Opinión

¿el Gobierno Miente? Parte 3

Publicado el 10 septiembre 2018 por Carlosgu82

Han pasado aproximadamente un mes, o dos, luego de la última entrada, y he conseguido avanzar bastante. Vamos por partes, tanto por su bien, como por el mío. ¿Recuerdan el ordenador antiguo que adquirí?, resulta que es una pieza clave. Había dicho que funcionaba un poco mal, pero luego dejó de andar por completo, lo cual me obligó a abrirlo y revisarlo. Era algo que no quería hacer, primero porque no soy técnico, y la posibilidad de que la dañe todavía más, es muy alta, y segunda, me gasté lo último que tenía en la renta de la habitación, por lo que comprar otro ordenador en estos instantes me sería imposible. Tuve que ignorar algunas necesidades básicas para ahorrar, tales como la compra de alimentos, la cual también me obligó a ignorar el sonido de mi estomago pidiéndome comida. Como lo suficiente para no morir de hambre, pero no para saciar mi apetito. Espero conseguir el dinero de las inversiones en cryptomonedas pronto, sino tendré que decirle adiós a este lugar. Dejando de lado la situación económica, la mala situación económica, he de decir, y regresando al ordenador descompuesto, tuve que ceder, y abrirlo. Su interior era una caja de sorpresas, cables enredados y desconectados, polvo cubriendo cada pequeño rincón, como si hubiera quedado destapada por años para almacenar suciedad, y hasta una rata muerta, ¿Qué hacía ahí? lo desconozco, y el por qué la chica que me lo vendió no se había percatado de que había una pequeña rata, tampoco lo sé. Eso no era nada, sólo me sirvió para entender el por qué funcionaba mal, pero entre todas esas cosas desconectadas me topé con algo asombroso. Un disco duro desconectado. ¿Qué tiene esto de bueno?, nada a simple vista, la magia apareció cuando lo conecté y, luego de un arduo trabajo, lograr hacer funcionar correctamente el ordenador, descubrí por qué la chica estaba apurada en desaparecer.

Cuando la vi, supe que estaba en una situación similar a la mía, pero jamás pensé que estuviera exactamente en la misma situación. Esto sí que empieza a parecerse una mala película.

El disco duro desconectado había hecho todo el trabajo, o mejor dicho, la chica lo había hecho. Estaba desbordante de información sobre el tratado del gobierno con los extraterrestres, además de contar con información personal de la chica, a quien a partir de ahora me referiré como “Verónica”, aunque claro, este no es su nombre real. Desde correos electrónicos que ella ni siquiera había leído, hasta su ubicación, contactos e inclusive, información adicional, programas repletos de virus que funcionaban como sistema de seguridad. En estos momentos pienso que sería una buena idea hacer lo que hizo Verónica, y deshacerme de este ordenador; olvidarme de esto.

Navego por sus archivos, no sé cómo, pero esta chica se las ingenió para crear un programa que conecta a Internet mediante todas las conexiones que encuentre en un rango de doscientos metros, y lo mejor es que no ocupa una sola, ocupa el treinta porciento de potencia de cada una, y teniendo en cuenta que se conectó a exactamente diecisiete, eso era más que genial. Ya no dependía de la asquerosa conexión de este lugar, bueno en realidad, sí, de un treinta porciento de ella. Vuelvo a estar entusiasmado, al menos es un nuevo comienzo. Espero que la paranoia no me venza nuevamente. Los archivos están desorganizados, y la computadora se traba o tarda demasiado en cargar algunos, y eso que son simples carpetas con archivos de texto, o en el mayor de los casos, imágenes, que de igual manera, no pesaban casi nada.

¡Mierda!, pienso cuando suena el teléfono; no había sonado ni un maldito día que he estado aquí, y viene a sonar justo ahora, ¿es acaso un puto chiste? Me plateó si lo atiendo, o dejo que siga sonando hasta que la llamada se corte. Decido atender el teléfono, prefiero estar advertido se vienen por mí. ¡Demonios! ¡Soy un maldito idiota paranoico!, estoy a punto de cagarme encima, y las manos me tiemblan, trato de controlar el temblor en mi voz, para no evidenciar que estoy nervioso. La conversación telefónica es calmada, se siente extrañamente fría, casi como si dos máquinas estuvieran hablando, una metáfora infantil, pero cierta.

-Hola.-Decía la voz a través del parlante, su tono de voz era grave, creo que fue la voz más grave que haya escuchado en toda mi vida, y eso sólo sirvió para intimidarme más.-Sabía que podía contar contigo.

-No… Sé de qué me habla.-Respondo, sonando como todo un idiota.

-(Suspiro) No me digas nada, ella te dio su ordenador.

-Sí.-Respondo, titubeando.

-Bien, te llamaré más tarde.-Se despedía.

-Hey…-Quería preguntar qué mierda estaba pasando, pero no me dio tiempo, colgó.-Mierda.

Cuelgo el teléfono, y me pregunto seriamente si tendría que destruir este ordenador también, ni siquiera sé qué me impulsa a seguir con este sin sentido. ¿Una misteriosa coincidencia? ¿Una llamada luego de encender un ordenador?, qué bien, y yo aún sin saber qué significan las cosas que aparecen en esa boleta. Todo me parece tan cliché en estos instantes, cada maldito segundo que pasa, me siento más sumergido en una pésima trama que no llega a ningún lado. Camino en círculos por una hora, y algunos minutos extras, voy de una punta a otra pensando, finalmente controlo mis nervios, los domino una vez en la vida, y me siento frente a la máquina, dispuesto a conseguir las respuestas que necesito.

Me pregunto qué me lleva tanto tiempo, no puedo creer que luego de casi seis meses, aún no haya llegado a nada. ¿Algo me retrasa o qué?


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