Revista Opinión
En Oviedo, el arzobispo salud a un preso indultado en el 2011. Quienes trabajan en el mundillo de las cofradías afirman que las historias dignas de contarse alrededor de los indultos son innumerables. El propio inicio de la tradición es anecdótico. En 1759, los reclusos de la prisión de Málaga pidieron al alcaide sacar ellos la imagen de la que se declaraban devotos. Tras serles denegada la solicitud, se amotinaron. Escaparon de la cárcel y llevaron a hombros la imagen por las calles de la ciudad en una larga procesión. Luego volvieron a la cárcel. Todo ello coincidió con una rebaja de la incidencia de una epidemia de peste que estaba diezmando la población. Carlos III debió de atar cabos, porque consideró milagroso lo ocurrido e instauró el privilegio, progresivamente convertido en tradición, para fortuna de unos quince hombres y mujeres al año y extrañeza de la mayoría.El Consejo de Ministros aprobaba el pasado viernes la concesión de un total de 13 indultos pedidos por hermandades y cofradías con motivo de la festividad de Semana Santa. La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, explicaba que la media de la legislatura –entre los años 2008 y 2011– había sido de 15 indultos anuales, concedidos a petición de hermandades y cofradías de Jaén (para las que se han otorgado dos), así como de Granada, Oviedo, Zaragoza, Málaga, Sevilla, Burgos, Logroño, Teruel, León, Valladolid y Alicante. La vicepresidenta precisaba que también se habían denegado otros 15 indultos, a pesar de contar con informe favorable, por estar relacionados con delitos de violencia de género o sexual. Asimismo, indicaba que el Consejo ha rechazado este año la concesión de 599 indultos, de los 584 habían sido informados desfavorablemente tanto por la sala sentenciadora como por el ministerio fiscal.En la concesión de indultos se tienen en cuenta, según la vicepresidenta, los informes del tribunal sentenciador, los de la Fiscalía, el penitenciario, la antigüedad de los hechos, el avanzado cumplimiento de las condenas, la satisfacción de las multas e indemnizaciones así como los antecedentes penales. “Se trata de casos especiales en los que concurren circunstancias que, junto con los informes favorables o de la sala o el fiscal o de ambos, permiten apoyar las concesiones de los indultos solicitados por las hermandades y cofradías de Semana Santa”. La organización Europa Laica critica estos indultos, calificados como una “costumbre ancestral y confesional. Son indultos que privilegian a los devotos y a las entidades de una determinada doctrina religiosa (la católica) que, con ello, gozan de unos derechos diferentes al resto de la ciudadanía”. Son medidas que reflejan los privilegios que sigue teniendo la Iglesia católica en España, su excesiva influencia en las decisiones de todos los gobiernos, sean del color que sean, y el carácter medieval de los indultos. Como si el Consejo de Ministros estuviera ocupado por obispos y cardenales.