Resulta imposible encontrar en el Gobierno de coalición a alguien que use la palabra "dictadura" para referirse a Toledo. Ni siquiera después de que se haya censurado en esta localidad, a petición de Vox, un cartel de la cantante Zahara. La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, considera que ese debate es baldío. "Yo creo que no es productivo dedicarse a intentar calificar o a poner etiquetas a las cosas", ha asegurado.
Mientras tanto, los fans de Zahara, que aparece en el polémico cartel vestida como la Virgen mientras sostiene a un niño entre sus brazos y con una banda azul en la que se puede leer "Puta", señalan la evidente afrenta a la libertad de expresión que se sufre en Toledo y protestan por la complicidad del Ejecutivo con el integrismo del que hace gala la formación de ultraderecha que lidera Santiago Abascal.
La represión ejercida desde el consistorio de Toledo no ha pasado desapercibida en el extranjero. La resistencia del Gobierno de Pedro Sánchez a admitir lo que ya es evidente genera incomprensión en la comunidad internacional. "España ha tenido históricamente unas relaciones de amistad con el pueblo toledano. Creo que así debe seguir siendo y como gobierno de España debemos seguir trabajando para que así sea", se ha limitado a decir el presidente Sánchez.
"Me gustaría saber si el señor Sánchez tendría tantos reparos en hablar de dictadura si el cartel fuera de Vetusta Morla", apuntaba esta mañana un usuario de Twitter, cuya reflexión no ha tardado en hacerse viral.
Visto en: Mundo Today