Fox Mulder y Dana Scully han vuelto. Catorce años después Expediente X vuelve a asomarse a las pantallas en forma de una miniserie de 6 capítulos que regresa sobre la mitología que asentó la serie original. En 1993 descubrimos que la verdad está ahí fuera mientras el gobierno niega todo conocimiento. Durante nueve temporadas y 202 episodios quisimos creer en que había algo más allá de lo racional por obra y gracia de Chris Carter y de Telecinco, cadena que emitió la serie en España cuando todavía no era ni la sombra de la basura en la que se ha convertido. La serie se convirtió en un auténtico fenómeno viral cuando las redes sociales aún ni existían, cosechó, entre otros, 16 Emmy y 5 Globos de Oro y popularizó el fenómeno ovni, los sucesos paranormales y la teoría de la conspiración.
Mulder y Scully no han envejecido regular. David Duchovny estuvo en Californication durante siete temporadas y espera el estreno de Aquarius, centrada en los asesinatos de Charles Manson. Gillian Anderson ha pasado por Hannibal y la serie británica The Fall. Pero ambos se lo deben todo a Expediente X. Durante nueve temporadas, sus personajes representaron el enfrentamiento entre la racionalidad y el escepticismo y la fe en lo desconocido, adentrándose en el misterioso mundo de los expedientes clasificados bajo el manto del FBI. Ahora parece que el tiempo no ha pasado para ellos. Bueno, un poco sí. Duchovny sigue manteniendo ese aspecto de Hank Moody y Gillian Anderson se ha estirado demasiado la cara como para que el espectador pueda percibir alguna mueca más allá de un permanente estado de asombro. Pero da un poco igual.Ha pasado un tiempo desde que viéramos a los dos agentes en aquella película regulera titulada Expediente X: creer es la clave, que era la segunda que se filmaba sobre la serie. En este tiempo, ambos han estado juntos, se han separado, parece ser que han tenido un retoño -al que dieron en adopción- y han vuelto con sus vidas: Dana a un hospital y Mulder a su papeleo sobre fenómenos paranormales para apuntalar su depresión.
En esta ocasión vemos a un Mulder que todavía quiere creer -la misteriosa desaparición de su hermana sigue pesando demasiado- y una Scully que se deja llevar. Bien es cierto que la forma en la que vuelven a retomar los expedientes X quizá sea un poco acelerada y casi metida con calzador, pero el núcleo del primer capítulo plantea un punto de partida interesante.
Skinner vuelve a convocar a la pareja tras la aparición de Tad O'Malley, un activo charlatán que vive de los réditos que la ha dado su apocalíptica visión de un mundo en el que estamos abocados a la destrucción. O'Malley les presenta a Sveta, una chica que afirma haber sido abducida y sometida a experimentos y que dice tener ADN alienígena. A partir de ahí, Mulder y Scully comenzarán a tirar del hilo de lo que parece ser algo demasiado grande.
A estas alturas el punto de partida se asemeja muy trillado. Desde que terminara la serie nos hemos cansado de ver mucho material que apunta a la gran teoría de la conspiración para dominar el mundo. Pero con una base en la Norteamérica post 11S y en un 2016 que llega habiendo pasado, entre otras cosas, por el escándalo de Wikileaks, esta visión paranoica parece casar muy bien con la serie y con el universo mitológico que creó.
El primer capítulo sitúa a los protagonistas en un mundo dominado por una fuerza conspiranoica casi imposible de destruir, evolucionando en el tiempo y enlazando con el origen de la conspiración OVNI con unos flashbacks que hacen referencia al accidente de Roswell en 1947 que tienen su aquel.
Centrado el asunto, el segundo capítulo se muestra ya como uno de los habituales de Expediente X y en el tercero se volverá al más puro estilo de la serie. Sin ser brillante, el mundo en el que se mueven Mulder y Scully siguen manteniendo su esencia por lo que se hace necesario creer en un resurgimiento que por el momento tiene más de guiños al viejo personal que de novedoso.