Uno de los clichés más manido de las películas comerciales estadounidenses es en el que un ciudadano norteamericano, en alguna situación comprometida fuera de sus fronteras, esgrime la frase que soluciona todos los problemas: “Soy ciudadano de los Estados Unidos de América”
Aquellos que oyen pronunciar semejante proclama tiemblan atemorizados porque saben que en algún despacho del Pentágono, un señor lleno de medallas está gritando a su jefe (con música épica de fondo) “No podemos abandonarle a sus suerte. Mike es un compatriota, uno de los nuestros. Por sus venas corre la misma sangre que la de los padres fundadores de la mejor nación del mundo. Allá donde un americano defeque, los derechos humanos brotarán a la sombra del águila del escudo presidencial. Y si hace falta aniquilar ese país insignificante plagado de bárbaros que no adoran la comida basura, lo haremos en nombre de la libertad…”
Ahora bien si el que está en aprietos es un ciudadano español, ya le pueden ir dando por donde amargan los pepinos. Está claro que eso de decir “yo soy español, español, español”, sólo sirve para dar saltos llevado por la euforia futbolística y un exceso de alcohol en sangre, porque para algo verdaderamente útil lo definitivo es cambiarse la nacionalidad; o ser cura. Bueno cura, religioso, lame pilas bautismales o cualquier otro cargo que te permita tener contactos en algún obispado.
Está demostrado fehacientemente que si estás en la categoría de persona adscrita a los designios de la conferencia episcopal, el gobierno removerá los cielos (católicos) y la tierra para conseguir rescatarte y traerte de vuelta a España, aunque estés infectado de una enfermedad casi incurable y que se propaga con más facilidad que la estupidez.
Pero si eres un hombre de ciencia, un espeleólogo en este caso, atrapado a 400 metros de profundidad , a 10 grados de temperatura, con una humedad cercana al 100%, las piernas rotas y 2 vértebras lesionadas, ya te puedes olvidar de que le gobierno del PP te envíe ayuda, ni tan siquiera pagando (que ya tiene delito). Un insulto para todo el país abandonar a un ciudadano en una sima peruana.
Sin embargo el gobierno se empeña en repatriar a cualquier cura que se contagia de ébola, poniendo en riesgo la salud del resto de personas que comparten el hospital mientras esperan a que fallezca el religioso. Me parece bien que se le ofrezca ayuda al enfermo, pero no es preciso comprobar si los recortes en sanidad han afectado tanto como para que se empiecen a infectar personas a miles de kilómetros del lugar del foco infeccioso. Quizás deberían valorar la idea de montar un hospital en el lugar de la infección para luchar contra ella de cerca, ayudando tanto a los infectados españoles como a los propios habitantes de la zona.
El mensaje que podemos obtener de este desgraciado accidente de Cecilio López es “lo que por los demás veas, por ti esperes”. Cuando salgas al extranjero tienes que tener en cuenta que si tienes un problema y proclamas que eres español, se te van a reír a la cara y el gobierno de tu país te va a dejar tirado esperando a que te pudras, o a que tus amigos se organicen para tratar de salvarte la vida.
Por fortuna en el caso de Cecilio muchas personas se han movilizado y ante el desprecio del gobierno docenas de voluntarios se han trasladado a Perú para ayudar en las complicadísimas tareas de rescate.
Después cuando quieran conseguir soldados baratos el ejército español hará bonitos vídeos de promoción en los que recordarán a todos las misiones humanitarias que realizan en el extranjero para salvar vidas (cosa que les honra, por supuesto). Espero que también digan que ninguno de sus excelentes equipos de rescate (de los mejores del mundo), fue enviado a rescatar a un español.
Quizás la forma rápida que hubiera tenido Cecilio para ser rescatado rápidamente y poder sanar sus heridas en un hospital español hubiera sido proclamar su fé católica a los cuatro vientos y conseguir infectarse con ébola, que teniendo en cuenta su penosa situación y el dolor sufrido, lo mismo no le duele mucho.
Para finalizar tengo que dar la enhorabuena a Rajoy por haber conseguido llenar su gobierno de tantos meapilas que la misión de martirizar a los españoles, dentro y fuera de las fronteras está siendo un éxito.
keagustitomekedao