Ángel Di María logró el tanto con el que su selección se clasificó a cuartos a falta de dos minutos para el termino del tiempo extra
Un gol de Ángel di María en la segunda parte del alargue selló la sufrida victoria de Argentina ante Suiza en el Arena de Sao Paulo. La Albiceleste jugará los cuartos de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014 en el Estadio Nacional de Brasilia el sábado 5 de julio contra el ganador del partido entre Bélgica y Estados Unidos.Suiza cedió absolutamente el balón a la Albiceleste que tuvo que llevar el peso del juego. Dominó el balón pero le faltó claridad al equipo en los metros finales. Con un Lionel Messi muy marcado, costaba encontrar huecos en la tupida defensa. Los helvéticos resistieron y dieron un par de sustos que Romero resolvió ante Granit Xhaka y Josip Drmic.
Argentina movió mejor el balón en el complemento pero la zaga rival funcionaba como un reloj suizo y achicó las acciones, principalmente balones colgados. Diego Benaglio se lució para sacar sobre el larguero un cabezazo bien dirigido de Gonzalo Higuaín (62’), inédito en todo el partido.
Messi tira del carro
Seguía faltando velocidad y mobilidad en el ataque argentino. Messi, con la inspiración algo apagada hasta allí, probó entonces con un disparo desde fuera del área que salió rozando el travesaño y luego con otro desde cerca que atajó el arquero. La Pulga se fue creciendo y empujó adelante al equipo. Movió, buscó, se metió, pero no alcanzó para desequilibrar el marcador.En el alargue, el cansancio hizo pesar las piernas y el partido perdió intensidad. Suiza dio un paso adelante y sufrió menos en su rincón. A Argentina le costó pisar el área. Sabella tiró de banca por lesiones y en busca de refresco. Zabaleta la puso en la escuadra pero Benaglio ahogó el grito sudamericano.
Pero Argentina entera gritó en el 118’. Arrancó Messi, quién si no, encaró por el centro y la mandó a la derecha donde Di María llegó en carrera para batir, finalmente a Benaglio (1-0, 118’). Eso sí, sobre la hora, para alivio de Romero, el palo derecho se alió con su suerte para rechazar un cabezazo de Blerim Dzemaili.
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