Hace cuatro días leí en A sueldo algo que me sorprendió. Aparté la noticia y decidí leerla más tranquilamente porque me pareció tan seria como invisible. Una noticias de esas que no se sabe –es un decir— por qué permanecen en el limbo y de las que casi ningún medio informativo se hace eco.
Se trata de una declaraciones de Durâo Barroso, a la sazón presidente de la Comisión Europea. Este tipo ridículamente sonriente, servil a cualquier amo, útil a los poderosos y martillo de ciudadanos, el famoso cuarto de las Azores --al que no muchos citan pero estaba allí con los otros tres personajes indecentes--, ha dicho, así como suena:
“la democracia puede desaparecer en España, Grecia y Portugal, si no aceptamos las medidas de ajuste. “Los países afectados por la crisis en el sur de Europa podrían ser víctimas de golpes militares o levantamientos populares”
Y se ha quedado tan pancho. Pero, ¿de dónde ha salido este descerebrado? Ahora resulta que un don Pin-pon de tres al cuarto nos quiere acojonar para servir a sus amos y seguir en su poltrona. Y no duda en hacer pronósticos agoreros de la peor índole si no accedemos a ser más pobres.
Francamente es un desalmado. ¿Cómo se puede amenazar con un golpe militar? Seguro que este tipejo añora a Salazar y sus muchachos.
Y qué decir de los medios de comunicación que ocultan esta noticia, como si no tuviera importancia. Estos medios de comunicación que tanto ayudan a consolidar “la verdad oficial” o sea los valores neoliberales.
En fin, es hora de decir que personajes como el tal Barroso deberían desaparecer del mapa político. Ya está bien de mediocres que amedrantan y fustigan al personal en defensa de los poderes plutocráticos. Es tan grave esa observación que debería dimitir y marcharse a su casa. Yo estoy dispuesto a que le sustituya Paul, el pulpo, que al menos vota por España.
Salud y República