Revista Cultura y Ocio
El gozo de escribir es un libro de Natalie Goldberg que ha llegado a mis manos por casualidad. No suelo comprar libros de segunda mano pero el otro día me paré en un tenderete y echando un vistazo me topé con su sugerente título: El gozo de escribir. Cuando ojeé el índice, intuí que era un buen libro acerca de la escritura, y no me equivoqué, al contrario, ahora mismo se ha convertido en el mejor libro acerca de las lecciones que hemos de aprender como escritores. Un libro imprescindible.
Con su personal estilo, Natalie Goldberg hace que sus palabras, sus observaciones y sus sugerencias se impregnen en todo aquel que la lea. En 68 lecciones, 68 breves capítulos, nos da una tremenda lección de escritura que recomiendo encarecidamente a todos los que améis la escritura, a los fascinados por crear mundos de ficción, a los que no podéis evitar atrapar el verbo en una poesía.
Aquí os dejo uno de los capítulos, Vivir dos veces:
El escritor vive dos veces. Lleva su propia vida cotidiana, y en ella corre como todo el mundo yendo a comprar, atravesando la calle, vistiéndose por la mañana para ir a trabajar. Pero el escritor ha entrenado, al mismo tiempo, otra parte de sí mismo. La que vuelve a vivir todo esto por segunda vez. La que se sienta y vuelve a recorrer mentalmente todo lo que ha sucedido, deteniéndose a observar su consistencia y sus detalles.
Cuando estalla un temporal, todos corren por las calles de aquí para allá con paraguas, impermeables, diarios en la cabeza. El escritor vuelve a salir bajo la lluvia con la libreta de apuntes en la mano y la pluma entre los dedos. El escritor observa los charcos, los ve llenarse, ve como las gotas de lluvia puntúan la superficie. Se podría decir que el escritor se ejercita en ser estúpido. Solo un estúpido se quedaría bajo la lluvia mirando un charco. Si uno es listo, intenta no quedarse bajo la lluvia para evitar los resfriados, y, de todas formas, en caso de enfermedad se ha asegurado de antemano. Si uno es tonto, se interesa más por los charcos que por su propia salud, las pólizas de seguro o la puntualidad en el trabajo.
Por último, uno está más interesado en volver a vivir su propia existencia escribiendo, que en hacer dinero. Bueno, entendámonos: también a los escritores les gusta hacer dinero; también a los artistas, contrariamente a lo que normalmente se piensa, les gusta comer. Solo que, para ellos, el dinero no es la motivación principal. Personalmente, si tengo tiempo para escribir me siento muy rica, mientras que me siento muy pobre si tengo un sueldo regular pero no tengo tiempo para mi verdadero trabajo. Pensad en ello. El patrono nos da un sueldo a cambio de nuestro tiempo. El tiempo es la mercancía de mayor valor que un ser humano tiene para ofrecer. Trocamos el tiempo de nuestra vida por dinero. El escritor se detiene en el primer paso, el propio tiempo, y le atribuye un valor aún antes de recibir a cambio un dinero. El escritor tiene muchísimo aprecio a su propio tiempo, y no tiene tanta prisa por venderlo. Es como heredar un terreno de la familia. Este terreno siempre ha pertenecido a la familia, desde tiempo inmemorial. Viene alguien y ofrece comprarlo. El escritor, si es listo, no venderá demasiado. Sabe bien que, una vez vendido el terreno, podrá incluso comprarse un segundo coche, pero ya no tendrá un lugar donde refugiarse, ya no tendrá un lugar donde soñar.
Por eso, si queremos escribir, no es malo que seamos un poco tontos. Dentro de nosotros existe una persona a la cual no se le puede dar prisa, una persona que necesita tiempo y nos impide entregarlo todo. Esta persona necesita un sitio a donde ir, y nos obliga a mirar fijamente los charcos bajo la lluvia, casi siempre sin sombrero, y a sentir las gotas que caen sobre la cabeza.
EL GOZO DE ESCRIBIR / Natalie Goldberg / Ed. La Liebre de Marzo ISBN: 84 87403 09 3 175 p.