Revista Religión
Leer | HECHOS 16.16-34 | Pablo escribió mucho acerca del gozo espiritual; él sabía que podía tenerse aun en las situaciones más desesperantes. Es así, porque el gozo se origina interiormente mediante el Espíritu Santo.
Pero los creyentes pueden perder su gozo por varias razones:
Por un enfoque equivocado. Pablo y Silas fueron capaces de alabar a Dios a pesar de su severa prueba, porque tenían su mirada puesta en Jesús.
Por la desobediencia. El pecado nos roba el gozo, porque nos separa del Señor. Si recibimos su perdón, y le obedecemos, el gozo volverá.
Por el remordimiento. Echamos fuera el gozo cuando seguimos sintiéndonos mal por pecados del pasado. Dios quiere que creamos que Él nos perdona (1 Jn 1.9). También desea que decidamos vivir en su gracia, y que sigamos adelante.
Por el temor. Muy a menudo, dejamos que las preocupaciones en cuanto al futuro condicionen nuestro estado de ánimo. Pero el Señor nos llama a vivir por fe, a que le pidamos que supla nuestras necesidades hoy, y a que le confiemos nuestro futuro.
Por el sufrimiento de alguien. La Biblia dice que debemos llorar con los que lloran (Ro 12.15), pero también ofrecerles la esperanza de la presencia, el gozo y la ayuda de Dios. Un espíritu abatido es un mal testimonio para dar esperanza (Sal 42.11).
Porque había pasado por el “fuego” de los azotes, de los rechazos y de los arrestos, el apóstol Pablo estaba calificado para decir que ese confiado gozo es posible para el creyente rendido. ¿Carece usted de gozo? Fije su mirada en el Salvador, y permita que el gozo de Él sea también el suyo.
(En Contacto)