Si vas caminando más o menos despistado por la acera de los números impares del Paseo de Recoletos quizás te lleves una sorpresa al toparte con un enorme anfibio de casi cinco metros de altura. No corras ni grites, es totalmente inofensivo. Se trata de una de las últimas adquisiciones artísticas de Madrid, la rana de la fortuna.
Con su reciente apertura, el Casino Gran Madrid ha querido mantener la costumbre que estos templos del juego tienen de colocar a sus puertas obras con las que sentirse identificados. En este caso la elegida ha sido esta espectacular obra que todo aquel que contempla por primera vez no puede evitar hacerlo con un ademán que mezcla el asombro y la sonrisa.
Se trata de una obra simpática, o al menos a mí me lo pareció, creada por el artista Eladio de Mora, más conocido como dEMO. Sus imponentes proporciones de cinco metros de altura y dos toneladas de peso hacen que al peatón no le quede otra opción que brindarle una mirada a este desmedido animal de bronce. El último gran habitante de una ciudad que la ha acogido con los brazos abiertos. Gracias a sus ojos saltones, sus patas infinitas y su tímida sonrisa está cautivando a cuantos la conocen.
Pero ¿por qué una rana y no cualquier otro animal? La respuesta la encontramos en la filosofía china del feng shui, en la cual, este anfibio simboliza la prosperidad y sobre todo la suerte. Teniendo en cuenta que su ubicación iba a ser la puerta de un casino está claro que cualquier amuleto que estimule a sus potenciales clientes sería bien recibido. Además, si nos acercamos a esta descomunal rana veremos que repartidos por su cuerpo tiene grabados diferentes elementos o signos que en las distintas culturas también se asocian a la buena fortuna. En resumen, un enorme amuleto a pie de calle.
Esta obra que aterrizó en el Paseo de Recoletos Nº37, junto a Plaza de Colón el pasado tres de abril en principio sólo va a estar allí ubicada durante un año pero si sigue cautivando a los madrileños, y principalmente brindándoles suerte, parece que su idilio con la Villa y Corte podría prolongarse durante un tiempo más. Personalmente creo que con el tiempo puede convertirse en otros de los íconos de Madrid ya que tiene un algo que te empuja a acercarte a ella y a inmortalizarte a sus pies. Graciosa y afable, desprende energía positiva, y si además trae buena dicha, no podrá ser más bienvenida, que falta nos hace.
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