Los ha habido famosos a lo largo de la Historia pero ninguno equiparable al Congreso de los Diputados surgido tras el 20-D. Ni los romanos lograron semejante espectáculo para mantener satisfecha a la plebe.
Cada cual muestra su naturaleza crítica y revolucionaria a través del numerito que monta. Mamá-orangután lleva a su hijo de 6 meses colgando de sus hombros pese a tener una magnífica guardería en el edificio, altera su ritmo biológico, lo somete a extraños estímulos y castigará severamente a los diputados el día que el niño tenga diarrea; conocidos provocadores llegan en bicicleta- la cámara de TV delante- ; son muchos los que parecen contrariados y toman posesión forzados, saltándose la normas y las formas.
¿Son estas majaderías lo que deseaban sus votantes?