'El gran cómic español'

Imágenes de Ruta 42

Para los dos que suscribimos esto, James y Doc, Mortadelo ha sido una constante en nuestras vidas. Siempre estaba presente y así estaba en nuestros recuerdos, a tal punto que compartimos más de uno. Hasta donde nuestra mente alcanza, se podría decir que nacimos con un tebeo de Mortadelo bajo el brazo.

Por ejemplo el haber tenido siempre por casa algunas de sus aventuras, también el comprar los muñecos y que las gafas te las vendieran por separado (o no te las vendieran en absoluto), todo el merchandising que empezó a salir hace unos años pero que no existía cuando éramos pequeños y a pesar de todo tuvimos algo (aunque lo más destacable serían los sellos, y siendo niños eso es un poco mierder).

Con sus historietas aprendimos a leer y, de paso, descubrimos un vocabulario diferente: En parte, propio de una generación anterior a la nuestra, y por otra parte, uno único con sello de la casa Bruguera. ¿Quién puede olvidar esos 'cabestro', 'pedazo de alcornoque' o 'besugo'?

Y ver a Ibáñez en persona. Esa es otra. El creador, el padre de Mortadelo y Filemón delante de nosotros para firmar una de sus obras. Es cierto que quizá hoy preferimos otras lecturas, Super López por ejemplo, pero no se puede negar que gracias a estos dos mendrugos empezamos a leer y que todavía caemos en sus historietas.

Pensemos en la edad que tenemos, que pasa con alegría los veinte y se acerca dolorosamente a los treinta, somos de esa generación que ya no tenía Bruguera y el mundo del manga aún estaba lejano. Había superhéroes, claro, y algunas otras cosas pero la única constante eran siempre los dos agentes de la T.I.A.

Sin olvidar, los geniales dibujos de los Estudios Vara. Los menos viejunos igual dudan y piensan en los que dieron por Antena 3, que eran traslación directa de las viñetas, pero no son esos, estos de los que hablamos son anteriores y más bien intentaban captar la esencia en lugar de ser realmente fieles.

La pareja de detectives ha sido una parte importante en nuestra tierna infancia, y aunque los hemos ido abandonado a medida que íbamos creciendo, siempre tienen un lugar en nuestras estanterías.

En nuestras estanterías, camisetas, visionados de películas y cada vez que nos juntamos para hablar de una niñez que es cada vez más difusa.