El Hitler drogadicto. Sería un buen nombre para este libro, un título mejor. Recomiendo la simpleza, es muy eficaz. Algo ha debido pasar cuando Sir Charles Lomlarck coquetea una y otra vez con textos referentes al consumo de estupefacientes, y ha llegado más lejos del cacareado Escohotado.
El gran delirio es el libro que nos lleva por los rincones más contaminados de la mente de un tal Hitler, y es posible que a su vez fuesen los más lúcidos. ¿Por qué? Porque qué mejor cosa hay que las drogas. Pero nuestro amigo Norman Ohler asegura que se le fue de las manos, y que confió la fuerza del futuro del Reich a la carta del Pervitín, droga de ridículo nombre que se convirtiese en la ambrosía del ejercito alemán y de su líder.
Después de la lectura del libro si algo queda claro es que Hitler se drogaba, el pueblo alemán se drogaba y el ejercito alemán se drogaba. Para tal camino quizá no hubiesen hecho falta estas alforjas. Reto desde aquí a alguien que escriba un libro referente a los pueblos que no usen drogas.
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Sir Charles Lomlarck: 7,5
Mesié de Condemore: 7
Duque de la Teruélida: 7
Lord Pascualín: 7