La hora día D día D había llegado. Y fue el pasado jueves en Bruselas. Más que el gran derby, podríamos denominarlo un nuevo combate pugilístico con John Dalli, comisario de Salud de la UE, como máximo invitado VIP.
A su derecha, Europa Bio, con su EuropaBio Event Responsible-Innovation, mucho más formal y académico, con la sutileza y elegancia de los pesos pluma, para dejar constancia de que esta Europa en crisis económica y de valores no puede permitirse el lujo de perder el tren de la innovación. Para Andrea Rappagliosi, Chairman de Europa Bio “la biotecnología tiene el potencial de proporcionar soluciones de presente y de futuro para los consumidores europeos. Nuestra asociación tiene un papel clave en este proceso, en coordinación y armonía con los reguladores y la sociedad civil”. Como guinda la entrega de los premios a la innovación, que recayeron en Addex Pharmaceuticals. Y repicando y en la procesión el Comisario de Salud, John Dalli, que cual rey Salomón tuvo que multiplicarse para recibir las firmas de Greenpeace por una parte, y por otra asistir a la jornada de Europa Bio. Lo que hubiera dado por convertirme en su sombra y seguir minuto a minuto ese jueves tan entretenido para él. Y sobrevolando en el ambiente, las dudas sobre su propuesta de renacionalizar las aprobaciones de OMGs en Bruselas. Desde luego, los Balcanes biotec no son el lugar más adecuado para ponerse medallas políticas…
La diferencia de nuestro John Dalli con el rey Salomón es que le falta, como a todos los legisladores comunitarios… ese punto sabio y valiente que convirtió en mito al personaje bíblico. ¿Cómo se explica si no que Bruselas se haya dedicado a desautorizar constantemente a su propia criatura, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), haciéndose el sueco ante sus dictámenes científicos? ¿Para qué publicar un recopilatorio navideño de grandes hits de todas las investigaciones científicas desarrolladas en los con OMGs en la última década, con el poco sugerente título de “A decade of EU-funded GMO Research”? Si resulta que luego son los Ministros comunitarios los que desautorizan a sus propios investigadores en un guirigay burocrático-legislativo en el que nadie entiende nada… Normal que, ante tanta falta de coherencia, sólo el 23% de los europeos diga en el Eurobarómetro sí a los alimentos modificados genéticamente. Si sus políticos no apoyan a sus propios expertos, ¿por qué iban a hacerlo ellos?
Pero no siempre las guerras se desarrollan sólo en las grandes batallas. Fuera del Gran Hermano comunitario, de los grandes focos mediáticos, un grupo de jóvenes autores consiguieron el pasado viernes llenar hasta la bandera la sala Juan de Rojas del Museo de Ciencia y Tecnología para presentar su libro “Biotecnología: vida al servicio de la vida”. Una obra que pretende explicarnos, de manera sencilla y amena, pero rigurosa, por qué la biotecnología se ha convertido en una parte fundamental de multitud de gestos cotidianos. Desde los más simples, como poner la lavadora gracias a las enzimas biotec que nos permiten hoy, lavar en frío, hasta los más importantes, como la insulina transgénica o los medicamentos con aplicaciones oncológicas como el Yondelis de Pharmamar.
Para contarnos, como explicó Laura Gómez-Mascaraque, “que hoy prácticamente no hay sector que no pueda verse beneficiado con las aplicaciones de la biotecnología”. Para contarnos, en resumen, que la Biotecnología es… vida al servicio de nuestra vida. Y yo también estuve allí para contarlo. Y hoy para recordarlo.
Sigue este enlace si te interesa el libro…