¿De qué va?
La película nos cuenta dos historias paralelas que solo se entrecruzan al final. La del dictador de Tomania, Adenoid Hynkel (Charles Chaplin), y la de un barbero judío del que no sabemos el nombre del ghetto, que tienen un parecido más que razonable. Ambos papeles están magistralmente interpretados por Chaplin. La crítica
Lo primero que sorprende de la película es cuando, a los dos minutos de metraje, Chaplin, que en ese momento es un soldado de la primera guerra mundial dice “¿What happens?” ¡Ah, Charlot hablando! Aunque ya le habíamos oído la voz mientras cantaba en 'Tiempos modernos', esta es la primera película totalmente hablada de Charles Chaplin, en la que, además, fue director, productor, guionista, actor principal (con dos papeles protagonistas) y compositor.
En esta ocasión el diálogo le da a Chaplin la posibilidad de explicar mucho más y
se deja entrever el posicionamiento político e ideológico del actor. Además de
permitirle realizar el discurso final, todo un canto a la libertad, aunque eso
le supusiera tener problemas con el senador McCarthy por comunista y que, cómo no, se convirtió en un himno para muchos.
Aunque la película continúa siendo una
comedia, como no podía ser de otro modo tratándose de Chaplin, no hay un solo
momento de carcajada en todo el film. A diferencia de 'Tiempos Modernos', 'El rey de Nueva York' o 'El
chico', aquí el humor es más negro, quizá más inteligente y mordaz, lo que le
da un aire diferente a sus anteriores trabajos y, aunque uno la ve con la
sonrisa en el rostro, ya no se ríe descaradamente con las actitudes patosas,
ingenuas o absurdas de Chaplin, porque el trasfondo es jodidamente grave. Charlot se ha hecho mayor, podría decirse. Ha
madurado y con él ha madurado su discurso. Aquellas utopía y ensoñación con
las que antes se catalogaba de iluso al personaje y a su autor, ahora se han
vuelto comunismo, anticapitalismo y peligro público.
La película, que nos muestra la típica historia del príncipe y el mendigo de Mark Twain, ofrece una actuacion brillante por doble partida de Chaplin, que se hace acompañar por unos secundarios (la mayoría británicos) estratosféricos y el conjunto general ofrece imitaciones de sí mismos o del personaje sobre el que se inspira del más alto nivel.
Así Jack Oakie está perfecto como Bencino Napolini, alter ego de Mussolini. Oakie tenía muchas ganas de interpretar ese personaje, ya que debido a su ego y su carácter colérico, llevaba dos años de vacaciones después de que le expulsaran de la RKO. Su rol mereció la candidatura al Oscar como mejor secundario, que finalmente se llevó Walter Brennan por 'El forastero' de William Wyler.
Henry Daniell, en su papel del mariscal tomano Garbitsch (alter ego de Goebbels), interpreta ese personaje que tan bien se le daba y que representó infinidad de veces en películas de serie B: el malvado sibilino, el segundo de a bordo de los malos que en realidad es el cerebro de todas las operaciones. Su rostro serio y adusto le iban a la perfección para ello.
Billy Gilbert, que representa al otro ayudante de Hynkel, Herring (sosias de Göring), con su forma oronda y andares patosos, representa la cruz de Garbitsch, lo totalmene opuesto: Socarrón, patoso y justo de mollera, saca de quicio al dictador.
Paulette Goddard es un caso aparte. Modelo desde niña y debutante en el famoso Ziegfield Follies con tan sólo 13 años, como actriz le fue regular. Aunque fue una de las 20 Goldwin girls originales (con Lucille Ball, Betty Grable o Ann Dvorak), no fue hasta que conoció a Chaplin y este le ofreció trabajo en 'Tiempos modernos' cuando saltó a la fama. Y se le acabó a la vez que su matrimonio con el director. En 'El gran dictador' su papel es poco agradecido y parece recién sacada del cine mudo por sus expresiones desbordadas.
Evidentemente, el film es una crítica feroz del nazismo y de todos los poderes que tienden al absolutismo en general, aunque en aquel entonces apenas si se conocía la dimensión de la barbaridad hitleriana. De hecho Chaplin comentó varios años más tarde “si hubiera tenido conocimiento de los horrores de los campos de concentración alemanes no habría podido rodar 'El gran dictador': no habría podido burlarme de la demencia homicida de los nazis” a lo que añadió que únicamente quería ridiculizar la absurda mística de la raza pura.
Aunque si hay que decirlo todo, es una película que ha envejecido mal. Y a pesar de que sigue siendo un trabajo excepcional en la mayoría de campos ya no tiene la fuerza ni el nervio que reclama el espectador actual.
Pero alto, a pesar de todo, de haber envejecido mal, de no recibir premios destacados o de las dificultades que tuvo para su realización y estreno, tuvo una acogida por parte del público y de la crítica enorme, y sigue siendo uno de los grandes títulos de la historia del cine, de visionado imprescindible, que además ha dejado escenas para la posteridad mil veces imitadas.
Información de más
- Este film costó la friolera de 2 millones de dólares, que para la época era una barbaridad, asumidos por Chaplin para hacer la película que él quería sin tener que ceder a los intereses de ningún estudio. Tardó dos años en terminarla.
- La película estuvo nominada a 5 Oscars, cuatro de los cuáles para Chaplin en sus facetas de productor (mejor película, ganó 'Rebecca' de Hitchcock), guionista (mejor guión original, ganó Preston Sturges por ‘'El gran McGinty'), actor (el premio fue para James Stewart en ‘Historias de Filadelfia) y compositor (mejor música original, que se llevó 'Pinocho' de Disney) además del ya mencionado a mejor secundario para Jack Oakie.
- Hubo muchas presiones antes de su estreno, incluso mientras se estaba rodando, para que no se hiciera el film por cuestiones políticas. En aquel momento, EEUU todavía era neutral con respecto a los conflictos en Europa.
- Paulette Goddard se retiró poco después de su divorcio con Chaplin.
- En España, ‘El gran dictador’ no se estrenó hasta el día 30 de abril de 1976. Con 36 años de retraso.
- Chaplin obtuvo dos Oscars a lo largo de su carrera, ambos honoríficos. En el segundo, 20 años después de su exilio a Suiza, la ovación de Hollywood duró cinco minutos enteros.
- En el ghetto, la única palabra en inglés es “jew”, el resto de letreros y carteles están escritos en esperanto.
- Lo de Charlot fue un invento francés que triunfó en Europa, pero en EEUU jamás se le llamó así. En ninguna película aparece este nombre.
Nota final: 9 Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
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