Vuelvo a un tema que hace hervir la sangre cada vez que lo toco, porque una mala formación a desempleados es una pérdida de tiempo y de recursos económicos que nunca volverán y en esta vida si hay algo que no se puede perder es el tiempo.
Desde sus inicios, se ha visto que la intención de los cursos para desempleados era la de conseguir la ‘recolocación’ o ‘reinserción’ al mercado laboral del desempleado. Ambas cosas no significan lo mismo pero persiguen el mismo fin, que es el de que el desempelado deje de estarlo.
Hoy no toca el hablar de como las entidades que hacen estos cursos pegan desfalcos a base de timar al personal, porque de eso ya he hablado largo y tendido, sino que toca hablar del error conceptual que hay en esta formación para desempleados.
En este país, recolocar a determinados desempleados, lo que implicaría que volviesen al mismo sector del que salieron es cosa imposible o muy difícil, lease la construcción.
Es entonces cuando entran a jugar el papel los cursos de reinserción, o sea que el parado vuelva al mercado laboral en un sector ajeno del que procede. O sea un curso de nóminas para que un albañil entre en una oficina o uno de carnicero para que un encofrador entre a trabajar en una carnicería (como el caso de un amigo mio).
¿Alguien se cree que en estos momentos no hay gente desempleada con experiencia en carnicería que seguro que tomaría la delantera en una selección de carnicero ante alguien que haga uno de estos curso de reinserción?
Tenemos la puñetera manía en este país de querer reconducir a la fuerza a la gente en vez de intentar enseñarla a potenciar sus habilidades.
Es aquí donde radica el gran error de la formación para los desempleados. No se puede recolocar a la fuerza a alguien en una nueva profesión con un curso de 40 o de 60 horas, frente a alguien con dilatada experiencia. Es decir, siempre primará la recolocación frente a la reinserción.
La formación para los desempleados debe de serles realmente útil y no es así, la única utilidad la sacan los que cobran las subvenciones por darlas.
Los cursos para desempleados deberían de ser para que aprendiesen a hacer un curriculum como Dios manda, a saber realizar una entrevista de trabajo, a saber adecuarse en vestimentas para presentarse ante un reclutador, a usar las herramientas 2.0 puestas a su alcance para encontrar empleo,… Pero noooo!! Mejor perseverar en el sistema corrupto de la formación subvencionada ordeñando la teta de la vaca hasta que se muera.
Estamos despilfarrando dinero en dar un pescado a alguien del que comen el que lo recibe (más bien poco) y el que lo da (más bien mucho), en vez de enseñar a pescar a alguien.
Somos incorregibles. Llevamos 15 años con un sistema de formación para desempleados vergonzoso, corrupto y despilfarrador y no hacemos nada por cambiarlo, con lo cual solo deduzco una cosa: quien dirige el sistema está a gusto como está la cosa, por lo tanto lo justo sería que dijese la verdad y porque permite esto.
