A pesar de las grandes preocupaciones sobre el enfrentamiento global a la epidemia del Coronavirus, hay personas que rayan en la anormalidad cuando tratan de dormir a la opinión pública con mensajes tendentes a confundir. El ejemplo más notorio en la actualidad le corresponde al presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, quien no cesa en su política para intentar mantenerse en la primera línea informativa en el planeta, aunque sea con sus acciones barbáricas.
Como la pandemia del COVID.19 es lo que concita la mayor atención informativa, el experto en recrear su imagen le declaró ahora la guerra a la Organización Mundial de la Salud- OMS, al anunciar el retiro de la financiación a este órgano internacional por su supuesta mala actuación en el manejo de la crisis y según él la información dada que favorecía la actuación de China en el manejo de esta epidemia. Constituye de hecho una bestial tergiversación de la realidad existente, pero todo vale para obtener titulares en las cadenas informativas.
Los analistas de la política internacional no podemos olvidar cuantos golpes de timón ha dado Trump para mantenerse y mantener entretenidos a sus conciudadanos y más ahora en medio de la carrera electoral en que se ve rodeado por la ineficacia de su gobierno en el tema de la salud del pueblo americano, al haber ignorado en toda su etapa los reclamos de la población para poder obtener una atención a sus problemas sanitarios. Así lo vimos maniobrar al poner al mundo al borde de la guerra nuclear con los coreanos, o en Medio Oriente en su política contra Irán, o al anunciar sus consideraciones para aumentar aranceles de forma anormal contra sus propios aliados, al imponer más sanciones a otros países de forma caprichosa, como especialista del Terrorismo de Estado. Para también mantener una guerra no declarada contra países que de una forma u otra no se someten a sus deseos como Venezuela, Cuba y Nicaragua, ha practicado las más disímiles formas desde el bloqueo económico y comercial, la imposición de un presidente títere en un país democrático y acusar a otros gobernantes de narcotráfico cuando en el mundo todos saben cuáles son los países desde los cuales EEUU recibe los cargamentos de drogas a través de sus propias organizaciones.
En su atribulada situación y ante el peligro real de perder su reelección el próximo noviembre, si se llegaran a realizar los comicios, nuevas maniobras de entretenimiento deben esperarse de la mente enferma que desea imponer al mundo su fantástica realidad aunque nadie se la crea más allá de sus seguidores que lo absolvieron del impeachment y lo siguen como borregos.
Ante eso solo la verdad y la denuncia constante podrán vencerr. Hoy es contra la OMS, ayer fue la OMC, también la UNICEF, y por qué no la ONU que ya ha recibido sus amenazas. ¿Hasta cuándo los ciudadanos de ese país y los que se lo creen a escala internacional vivirán con las mentiras de este gran estafador?
Por Pedro Pablo Gómez/ La pupila insomne