Antes de que acabe el mes toca el imprescindible del año. Ya sabéis que intento buscar una relación con la lectura del mismo mes del año pasado. Entonces fue Retorno a Brideshead, maravillosa novela que recomiendo de nuevo y siempre. No había lectura que me pareciese que casase mejor con aquella que ésta. Ambas son historias sobre personajes muy especiales de clase alta en el periodo entre guerras, pero unos en Inglaterra y otros en Nueva York.Argumento: Nick Carraway decide mudarse al Este y meterse en la bolsa. Vive en una modesta casita de bajo alquiler adyacente a la mansión más apabullante que jamás hubiera podido imaginar. Allí vive su misterioso vecino, Jay Gatsby.
Todo el mundo habla de él y corren miles de rumores sobre su procedencia, sus actos y el origen de su inmensa fortuna, incluso se comenta que mató un hombre. Pero Nick no le da ninguna importancia hasta que, sin saber cómo, acaba invitado a una de las opulentas fiestas que da todos los fines de semana y que se prolongan hasta el amanecer.A pesar de mi limitada cultura de esa época, todos conocemos mejor o peor la existencia de los "Felices Años 20" que acabaron de un sólo golpe con el Crack del 29 y la posterior Gran Depresión. La novela se enmarca en esa época alegre, de fiestas continuas, pero también decadente. Ya se sabe, cuanto más alto se está, mayor es la caída.Sinceramente, no sabía qué me iba a encontrar al empezar a leerla. Evité la reciente película y quizás me empecé a formar una imagen demasiado positiva o idealizada. Lo cierto es que me costó mucho coger cariño a los personajes, empatizar con ellos y disfrutar de las líneas que iba leyendo. Por suerte, me decía, el libro es corto (apenas 185 páginas en mi edición con tamaño de letra aceptable) y en algún momento tendría que conectar con la historia. Si tan famosa es, por algo debía ser. Efectivamente, acabé conectando, pero fue en su parte media-final. Ahí es cuando cobran sentido y valor todo lo que hasta entonces me parecía entre aburrido y superfluo. El problema que tengo ahora para poder reseñarla es que, si justamente es el final el que engancha ¿qué os puedo contar? En retrospectiva entiendo por qué se la considera una gran novela, pero su primera parte adolece mucho para el lector que, como yo, desconoce la historia. Si os animáis con ella, tened esto en cuenta. Ahora bien, una vez terminada y tras llevar ya prácticamente un día dándole vueltas, no me queda más remedio que clasificarla como lectura auténticamente imprescindible.Se trata de una historia que habla de la decadencia de una época, con la superficialidad por bandera, negocios turbios e infidelidades. Es la historia del sueño americano retorcido. Pero también es una historia de amor complejo, de pasados idealizados y de engaños. Y con un final que podrá sorprender más o menos (en mi caso, más), pero emocionará, hará reflexionar y hará que sea una novela redonda.Uno de los problemas que tuve para engancharme es la narración. El libro va en primera persona pero contado desde el punto de vista de un personaje que en todo momento no deja de ser un secundario de todo lo que ocurre, lo que es bastante desconcertante, sobre todo por la peculiar dosificación de la información que hace. Pero, como la trama en sí, al final cobra todo el sentido y casi parece inevitable que fuese ésa la narración adecuada.Creo que ya veis por dónde va la cosa. El gran Gatsby es una magnífica novela que nos exige aguantar unos primeros capítulos lentos y aburridos pero que al final tendrán su sentido y valor. Una historia fascinante de unos años decadentes y superficiales con unos personajes que darán muchas sorpresas. Dadle una oportunidad.