Título original: The Gran Budapest Hotel
Año: 2014
Duración: 99 minutos
Director: Wes Anderson
Productora: FoxSearchlight / Scott Rudin Productions / American Paintbrush
Reparto: Ralph Fiennes, Tony Revolori, Saoirse Ronan, Edward Norton, Jeff Goldblum, Willem Dafoe, Jude Law, F. Murray Abraham, Adrien Brody, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Mathieu Amalric, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson, Larry Pine, Bill Murray, Owen Wilson, Léa Seydoux, Giselda Volodi, Bob Balaban, Florian Lukas, Karl Markovics, Volker Michalowski, Fisher Stevens, Wallace Wolodarsky, Waris Ahluwalia
Género: Comedia - Época
Gustave H., un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa, un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que transformaron Europa durante la primera mitad del siglo XX.
Cuando me senté a ver El Gran Hotel Budapest no sabía lo que me encontraría. Lo que se adivinaba en el tráiler tenía buena pinta, pero nunca puedes fiarte del todo, aún así la película me ha encantado. Es una comedia clásica, con golpes de efecto que te hace reír casi sin proponérselo.
Lo primero que llama la atención de la película es su gran reparto lleno de nombres importantes. No paras de ver caras conocidas, aunque sólo sea para decir una frase y poco más. Incluso en el caso de Tilda Swinton tienes que buscarla porque, como ocurre en Snowpiercer, aparece oculta bajo el maquillaje de su personaje. Sea para una aparición momentánea o con un personaje más importante todos están perfectos en su papel dentro de El Gran Hotel Budapest.
Está claro que el peso recae sobre Ralph Fiennes, quien da vida a Gustave H, acompañado del casi debutante Tony Revolori, como Zero, y ambos están soberbios. Gustave, el conserje de El Gran Hotel Budapest, es un personaje excéntrico y desmedido y en Zero encuentra a su contrapunto. Es una maravilla ver en pantalla como los movimientos más exagerados e histriónicos de Gustave se ven en partes acentuados o más relajados por la tranquilidad y parsimonia de Zero. Uno no para de hablar, el otro es callado; uno da las órdenes, el otro obedece. La aventura que viven juntos les une como mentor y discípulo, pero también como amigos. Revolori, en la piel de Zero, nos da la contrapartida perfecta a Fiennes. En algunos momentos me parecía imposible ver como mantenía durante toda la película la misma expresión tranquila.
El Gran Hotel Budapest nos cuenta una historia, dentro de otra historia que a su vez se enmarca en una tercera historia que está dentro de otra historia (tratad de decirlo deprisa). En algunos momentos es como estar viendo una obra teatral. La escenificación, los planos y la iluminación de la historia en los años 60 se nos presenta como una representación escénica, incluso la voz en off del narrador actúa como apuntador de lo que estamos viendo en ese momento.
Como todos los trabajos de Wes Anderson los planos, la fotografía y el montaje están cuidados con gran detalle. Aquí se esconde en verdad la comedia de El Gran Hotel Budapest. No se trata tanto del guión ni de los personajes como de cómo Anderson nos está haciendo ver la historia. Nos encontramos ante una comedia muy visual, con planos que se intercambian de una manera muy rápida y con escenas que combinadas unas con otras crean una situación hilarante que de otro modo no lo sería. La risa está en los silencios, en la repetición visual, en el encuadre de la escena, en como una determinada frase es exclamada. No es la típica comedia de Hollywood con situaciones graciosas, aquí son situaciones normales convertidas en graciosas por lo absurdo de la situación en sí desde un primer momento.
Tengo que hacer una mención especial a toda la fuga. Filmada como la clásica escena de fuga de prisión llega a convertirse en la fuga más absurda y a la vez complicada que podáis ver. Igual que la persecución en la nieve donde las repeticiones y la incongruencia de lo que acaba siendo producen un momento muy cómico. Y todo conseguido sin una palabra.
Señalar además que la música de Alexandre Desplat (uno de mis compositores favoritos) acompaña perfectamente en todo momento la acción que transcurre en El Gran Hotel Budapest. El ritmo y movimiento de los personajes se ve complementado en la música que añade asímismo otra capa de comicidad en algunas de las situaciones.
Para los cánones a los que nos han acostumbrado hoy día 99 minutos puede parecer poco, pero no son necesarios más cuando se sabe contar una buena historia. Y El Gran Hotel Budapest lo es. Es una buena historia y una gran película que os hará reir.