Y eso que la película cuenta con muchas virtudes. La principal es, sin duda, su director. Anderson es siempre sinónimo de originalidad y de una puesta en escena diferente. El Gran Hotel Budapest no ha sido una excepción.
Con un reparto plagado de secundarios de lujo, que ya lo quisieran para sí muchos directores de más renombre y pasta, el film está protagonizado por un genial Ralph Fiennes, que borda su papel, y un desconocido Tony Revolori que, sin ser nada del otro mundo, está muy correcto en su rol.
Visualmente, el film es una delicia, con una fotografía preciosista que busca permanentemente preciosas simetrías en cada plano y un montaje digno de mención que dotan al film del típico aire de las creaciones de Anderson.
El guión es fresco y original, con interesantes diálogos pero con pocas sorpresas. Y quizás aquí esté el problema de la película, desde mi humilde punto de vista. Le falta cierta fuerza, cierta garra. Se hace incluso pesada en algún que otro momento a pesar de su corta duración. No es que aburra, porque la película es muy divertida y rezuma ese toque cómico con estilo tan característico de las películas de su director. Sin embargo, le falta algo.
En fín, una película muy recomendable pero que no es ni mucho menos redonda y que, no acabo de entender que se haya podido llevar el Globo de Oro a Mejor Película de Comedia por delante de la genial Birman (Crítica aquí)
Lo mejor: El apartado visual y el estilo humorístico tan personal de Wes Anderson. El increible plantel de actores que desfilan por la pantalla.
Lo peor: Le falta cierta fuerza y es bastante predecible.
Nota: 7/10
Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt2278388/